Pros y contras

El bosque de Pujol

Jordi Pujol y Marta Ferrusola, en una imagen de febrero de 2020

Jordi Pujol y Marta Ferrusola, en una imagen de febrero de 2020 / JOAN MATEU PARRA

Emma Riverola

Emma Riverola

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“Si vas segando la rama de un árbol, al final cae toda la rama… con los nidos que hay. Pero no solo cae esa rama, también caen las otras”. Y la banda sonora de ‘El Padrino’ pareció sobrevolar aquel 26 de septiembre de 2014 en el Parlament. Han pasado años y muchas vicisitudes desde aquella comparecencia del ‘expresident’. Han caído algunas ramas, pero parece evidente que aún quedan más por desplomarse. El bosque de corrupción en el que se convirtió Catalunya solo pudo producirse con la complicidad de un entramado político, económico y mediático del que queda mucho por desbrozar.

Ahora hemos sabido de un nuevo episodio inquietante: el rocambolesco asalto al vehículo que transportaba ordenadores, móviles, ‘pendrives’ y relojes de lujo de la familia Pujol. Los objetos estaban en poder de la Audiencia Nacional e iban a ser devueltos a sus propietarios. El robo ocurrió hace un año, en pleno centro de Madrid, y el vehículo apareció calcinado horas después en un descampado. ¿Por qué se desconocía hasta ahora este suceso? La información ya había sido estudiada y copiada por la justicia. ¿A quién beneficia la desaparición de todo el material? ¿A qué rama de corrupción se está protegiendo? El bosque sigue ahí.

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