ANÁLISIS

El despido de Koeman, una decisión necesaria

Koeman preocupado en el partido ante el Rayo Vallecano.

Koeman preocupado en el partido ante el Rayo Vallecano. / Reuters / Sergio Pérez

Albert Guasch

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Uno de los debates cruciales de las últimas semanas giraba alrededor de si este Barça podría jugar mejor con otro entrenador, a la vista de esta plantilla tan desequilibrada, tan deficiente y tan mal armada, en particular arriba, donde se marcan las diferencias. No hay una respuesta clara, por mucho que algunos pretendan decir que sí con rotundidad. Ahora bien, a la vista de la triste imagen de Vallecas, había llegado el momento de cambiar la pregunta: ¿puede el Barça competir peor? 

El equipo de Koeman, se vino demostrando partido tras partido, rendía mal y se rompía tanto ante rivales grandes como ante rivales pequeños. El entrenador ha probado de todo, ha variado sistemas, ha agitado las alineaciones, se ha atrevido a apostar por los más jóvenes y ha tratado de recuperar a costosos fichajes fallidos como el triste Coutinho. Nada le ha funcionado. Nada. Daba la sensación, pues, que ya no le quedaban recursos. 

Inevitable Xavi

Se entiende que el presidente Laporta quisiera aguantar a Koeman hasta verano para empezar de forma limpia con un nuevo entrenador, uno que le llene más, que inicie un proyecto fresco desde cero, con la economía menos apremiante. Pero no ha podido ser. Difícilmente podía el presidente continuar con una actitud contemplativa, no hacer nada, porque no hacer nada ahora mismo se veía como la peor de las decisiones. 

Cuidado, cualquier entrenador que supla a Koeman sufrirá mucho para mejorar el juego del equipo. Para empezar no tiene un solo extremo, así que no está el Barça para reclamar dogmas cruyffistas. Pero da la sensación de que urgía probar algo distinto, encomendarse a un método nuevo, averiguar si los pequeños retoques que todo entrenador aporta provocan algún tipo de inflexión, un efecto Davids

La destitución era ya muy necesaria. Ahora le toca a Laporta buscar un reemplazo para un entrenador que ha vivido situaciones muy complejas por la debilidad de la institución. En las últimas quinielas aparecían Pirlo, Gallardo, Robert Martínez... Pero el sustituto inevitable todo el mundo sabe que es Xavi. Ya ni el orgullo presidencial que le impedía acudir a la baza de Víctor Font puede interponerse.

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