Cineasta en la cima

El extraño 'revival' de Jane Campion

Me llama la atención cómo se habla y se escribe ahora sobre ella, y pienso que no está de más preguntarse por qué ahora sí y antes no

'The power of the dog', de Jane Campion.

'The power of the dog', de Jane Campion.

Desirée de Fez

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Hay un fenómeno igual de extraño que el menosprecio, llegado un momento de sus carreras, de cineastas que fueron fundamentales. Es la inesperada reivindicación –supongo que aferrándose a la idea de que el tiempo pone las cosas en su lugar– de cineastas de los que, no hace tanto, se hablaba con menos entusiasmo. Un ejemplo es el de Jane Campion. Hace unos días, recibía de manos de Julia Ducournau el prestigioso Prix Lumière honorífico en el Festival Lumière. Se hacía con ese galardón unas semanas después de ganar el premio a la mejor dirección en el festival de Venecia por ‘El poder del perro’ (2021) y dos años después de que ‘El piano’ (1993) fuese la vencedora de la encuesta de la BBC (a partir de las votaciones de 368 críticos de 84 países) que buscaba la mejor película dirigida por una mujer.

No discuto esos premios. Ni la relevancia de Jane Campion, entre otras cosas, por ser la primera mujer que ganó la Palma de Oro. Ni las virtudes de su filmografía, para mí irregular pero con cosas interesantes: ‘Un ángel en mi mesa’ (1990), ‘Holy Smoke’ (1999) o la propia ‘El piano’. Y estoy convencida de que es un referente para muchos espectadores. Pero, ciñéndome a la percepción general que hasta ahora se había tenido aquí de su cine (no sé si ha sido así en todas partes) y, obviamente, sabiendo que también hay quien no ha dejado de adorarla, me llama la atención cómo se habla y se escribe ahora sobre ella. A día de hoy, es poco menos que una figura clave de la historia del cine. Y quizá sea así, pero no deja de ser llamativa la facilidad con la que olvidamos las cosas: ‘Holy Smoke’ (1999) y ‘En carne viva’ (2003) no fueron precisamente recibidas con entusiasmo, y muchos acusaron ‘El piano’ de cursi.

Es curioso cómo cambiamos la imagen de las cosas sin reflexionar sobre ello. Claro que hay que reivindicar a Jane Campion, pero no está de más preguntarse por qué ahora sí y antes no. ¿La entendemos mejor ahora? ¿Tienen más sentido sus películas hoy que ayer? ¿Nos hemos dado cuenta ahora de su grandeza? ¿Conecta mejor su cine con la nueva crítica? ¿Jugó en su contra (como en tantos casos) ser una mujer? Igual estaría bien hacerse esas preguntas y dar algunas respuestas para que estos inesperados ramalazos de entusiasmo no resulten caprichosos.

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