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Unidad socialdemócrata

El congreso del PSOE ha escenificado la cohesión del partido, mientras Pedro Sánchez confía en la recuperación económica para revertir las encuestas

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Adriana Lastra, Santos Cerdán y Cristina Narbona, en la apertura del 40º Congreso Federal del partido, en la Fira de València, este 16 de octubre de 2021.

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Adriana Lastra, Santos Cerdán y Cristina Narbona, en la apertura del 40º Congreso Federal del partido, en la Fira de València, este 16 de octubre de 2021. / EUROPA PRESS / ROBER SOLSONA

El PSOE clausuró este domingo su 40º congreso, que ha significado una exaltación de la unidad del partido y el cierre de las heridas abiertas hace cinco años, cuando Pedro Sánchez fue destituido como secretario general. El símbolo de la reconciliación fue el abrazo entre Sánchez y Felipe González, que acudió al cónclave mientras que en el anterior, hace cuatro años, solo había enviado un vídeo de saludo.

La unidad se reflejó también en la asistencia de los otros exsecretarios generales vivos –José Luis Rodríguez Zapatero y Joaquín Almunia— y en el homenaje al fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. La unidad se ha producido con el PSOE en el Gobierno porque el mejor pegamento es el poder o la posibilidad de perderlo, lo que está ahora presente en las encuestas desfavorables para los socialistas, superados en todas por el Partido Popular, excepto en las del CIS, que, sin embargo, ha recortado en la última casi tres puntos de la ventaja que sigue otorgando al PSOE sobre el PP.

Aunque no citó demasiado la palabra en su discurso de clausura, la unidad estuvo presente en las constantes menciones de Sánchez a Felipe González y Rodríguez Zapatero, no solo para recordar los méritos de sus gobiernos, sino también para equipararse con ellos en los ataques e insultos que recibe desde la derecha y la ultraderecha, como les pasó a sus predecesores socialistas cuando gobernaron.

Sánchez hizo sobre todo una reivindicación de la socialdemocracia, mencionando los aciertos de su Gobierno en la vacunación contra el covid, por ejemplo, o comparando al socialismo democrático frente a las soluciones neoliberales, que fueron las que se adoptaron erróneamente, dijo, para salir de la crisis anterior, la del 2008, la del “sálvese quien pueda”. Ahora, en cambio, recordó que se ha optado por la intervención y la protección que el sector público ha ofrecido a los sectores más golpeados por la crisis desatada por la pandemia. “Está vivo el proyecto de progreso y justicia social que se llama socialdemocracia”, afirmó, en unos momentos en que renace esta ideología, tras años de crisis, con sus triunfos electorales en Alemania o en los países nórdicos.

De un congreso en el que no ha habido apenas debates, el PSOE sale como un partido socialdemócrata más verde y más feminista. Más verde porque defiende una transición ecológica que no incremente las desigualdades y más feminista porque fue casi el único aspecto en que hubo debate, porque ha aumentado el número de mujeres en una comisión ejecutiva más joven y porque el cónclave ha dado un primer paso para intentar la abolición de la prostitución mediante una ley que sancione a los clientes.

En la cuestión territorial, más allá de la mención a la convivencia y la concordia en Catalunya hecha por Sánchez en la clausura, el partido reafirma su vocación federal contenida en las declaraciones de Granada y de Barcelona, aunque se abandona la plurinacionalidad para hablar de la 'España multinivel', que “es la que ofrece cauces democráticos de diálogo y pacto en el marco de la ley para dar salidas” a conflictos como el catalán y para profundizar en el Estado de las autonomías. El congreso también ha dado el sí a la “pluralidad lingüística y cultural” y a la descentralización de las sedes de las instituciones del Estado.

Pero, más que el contenido, el congreso ha sido un escaparate en el que se ha escenificado la unidad del partido para afrontar la segunda parte de la legislatura, en la que Sánchez y su Gobierno confían en la consolidación de la recuperación económica, gracias en parte a los fondos europeos, para revertir el signo de las encuestas y permanecer en el poder.