'Parto lotus'

Las mujeres de hoy no queremos parir como en el siglo XIX

El Estado debería estar vigilante frente a la barbaridad que supone poner en riesgo la vida de la mujer embarazada y sobre todo ⎯porque no decide⎯ la de un bebé

Una mujer, en la recta final de su embarazo.

Una mujer, en la recta final de su embarazo. / periodico

Carmen Domingo

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Con 38 años, en 1797, muere Mary Wollstonecraft, la que podríamos considerar la primera filósofa feminista de la historia, a los pocos días de dar a luz en casa a su segunda hija por complicaciones en el parto. Nada extraño, hemorragias e infecciones puerperales eran el pan de cada día en aquel entonces. En Europa, la mortalidad tras el parto rozaba el 50%.

Pasó el tiempo, y grandes avances médicos hicieron que la mortalidad disminuyera. Por aquellos años, Louis Pasteur, descubrió el bacilo causante de la fiebre puerperal y poco a poco se introdujo el uso de los guantes de goma, entre otros, mejorando notablemente las complicaciones médicas tras el parto. Con ellas llegó también una mejoría en los sistemas de salud pública, hasta que, en nuestros días, prácticamente no hay cifras significativas de mortalidad. 

En los países desarrollados, claro. Que el resto del mundo es otro cantar. Según la OMS, si se mantienen las tendencias actuales, 30 millones de recién nacidos morirán durante sus primeros 28 días de vida entre 2021 y 2030, la mayoría en Asia y África.  Pues, a pesar de las cifras, en una de las zonas más privilegiadas del planeta, Occidente, es donde se ha puesto 'de moda' entre ciertos colectivos de izquierda la defensa del retorno a 'lo natural'. Olvidémonos de las luchas para conseguir una sanidad pública más que decente, no pensemos en nuestro sistema educativo, donde deberían educarnos contra creencias acientíficas y, sobre todo, no recurramos a un Estado que debería estar vigilante frente a la barbaridad que supone poner en riesgo la vida de la mujer embarazada y sobre todo ⎯porque no decide⎯ la de un bebé.

Este comentario viene a propósito de un vídeo que se ha ido haciendo viral poco a poco en redes estos días. En él, una mujer ⎯que no parece que tenga más oficio ni beneficio que sea ella misma opinando⎯ nos explica cómo llevar cabo un parto lotus. Puede que nunca hayáis oído hablar de ello, pero hay mujeres que lo practican.

Os cuento.

Los partos lotus forman parte de una corriente que defiende los partos en casa, realizados con ayuda de una matrona o una doula. En este caso concreto, tras nacer, no se corta el cordón umbilical del bebé, que se mantiene unido y a su vez a la placenta que lo ha protegido y alimentado durante nueve meses. ¿Cuánto tiempo se mantiene? Hasta que se seca y se desprende de forma espontánea

Cargas espirituales para ayudar al bebé y magufismos varios flotan alrededor de los argumentos de unas defensoras que son capaces de poner en riesgo la vida de su hijo sin pestañear y, por supuesto, sin que exista evidencia científica de que eso sirva de algo. Sí que existen, sin embargo, estudios que demuestran que la placenta en descomposición pudiese pudrirse y que los gérmenes tendrían una vía directa para entrar en los vasos sanguíneos del recién nacido, causándole una infección generalizada. Ni que decir tiene que, entre las partidarias de este tipo de parto, las defensas son tan arduas como los antivacunas y los terraplanistas. Y, aunque, por lo que parece, no son muchos los partos que se llevan a cabo siguiendo esta fórmula, cada vez hay más.

Curioso que en los países pobres del Tercer Mundo no encontremos ni madres, ni sanitarios antivacunas, ni partidarias del parto lotus. Quizás porque saben que los niños se mueren en los partos o por no tener ni vacunas ni hospitales. 

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