Lengua

Siéntete guapa (y de segunda)

¿Cómo pueden las empresas querer dirigirse a sus consumidores catalanoparlantes y hacerlo tan mal, desde un desconocimiento absoluto y sin consultarlo con nadie?

El camello situado en Portaferrissa

El camello situado en Portaferrissa / Joan Puig

Maria Rovira

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Nunca sabes ni cuándo ni desde dónde te puede llegar. Entras en un centro comercial y pam: “Appura’t i descarrega ja l’app d’Arenas al teu mòbil!”. O quizá lee en la marquesina de un autobús: “Pots prendre’t una altra canya mal tirada en la teva cuina o millor et portem al teu bar favorit. Cabify.” 

O estás distraída esperando que el semáforo se ponga verde y los ojos tropiezan con otra versión: “Pots repetir pas a pas la recepta i tornar a embolicar-la o millor et portem al teu restaurant favorit.” Y también doblas la esquina y un panel en la acera te exclama: “Estem en Glovo!”. O que en un anuncio radiofónico una voz pretendidamente acogedora y cómplice te pregunte: “Oi que ara et prenies un Cacaolat?”

¿Cómo es posible que estas frases no pasen ninguna revisión? ¿Son incontratables los correctores de catalán? Ya sé que las empresas, en general, no son proclives a hacer gastos que les salga a cuenta ahorrarse; y todavía menos las que ven los derechos laborales como una sugerencia o literatura de ciencia ficción. Pero, ¿cómo pueden las empresas querer dirigirse a sus consumidores catalanoparlantes y hacerlo tan mal, desde un desconocimiento absoluto y sin consultarlo con nadie? ¿Qué es esta alegría e inconsciencia? No hay nadie que diga ‘un momento, esto de ‘appura’t', quizá mejor que lo consultemos? ¿Qué cojones son estos despropósitos? ¿Todavía alguien pueden negar que el catalán es una lengua de segunda?

Recuerdo un caso del 2013. En el escaparate del Women’s Secret de Portaferrissa, en letras de vinilo: “Senteix-te guapa i còmoda cada dia”. Hice un tuit comentando que no sabía cómo sentirme, de guapa, teniendo en cuenta que me habían hecho arrancarme los ojos y correr Ramblas abajo aullando. Me respondió el perfil oficial: “¡Hola! Tienes toda la razón, está mal escrito. Ya lo estamos rectificando. Muchas gracias por detectarlo. ¡Buen fin de semana!”. A la cual cosa respondí: “Gràcies! Ja em ‘senteixo’ molt millor”

Al cabo de unas semanas volví a pasar por delante; tenía expectativas por ver el cambio que yo había provocado. La 'capitana Enciam' del català. Se habían limitado a rascar unas cuantas letras y ahora ponía “Guapa i cómoda cada dia”. La sombra del criminal ‘senteix-te’ era casi imperceptible si no ponías atención, pero muy presente para mí. La solución más fácil para una lengua que no merece más. 

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