NEGOCIACIONES A LA SOMBRA

¿Y si los futbolistas se enfadan?

Barça

Barça / REUTERS

Emilio Pérez de Rozas

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Lo decía John Benjamin Toshack en uno de sus múltiples descansos en cualquiera de los clubs de golf donde iba a jugar en Mallorca. JBT contaba muchas cosas desde aquellos graciosos “cerdos volando por el Bernabéu” o las alineaciones que acababan “con los mismos once cabrones de siempre”.

Toshack siempre contó que no era fácil tener buena relación con los futbolistas, pues todos ellos son muy suyos, por no decir egoístas. "Cuando haces la primera alineación, ya tienes a unos 12 cabreados, más los tres que sustituyes en el segundo tiempo. Pero, además, estos jugadores, por regla general, tienen novia o esposa y ellas también se enfadan. Pero es que también se cabrean los padres de los futbolistas y los padres de sus esposas, por lo que la cifra de personas que empiezan a odiarte de forma importante es ya notable. A partir de ahí, si las cosas no te van bien, la afición también se enfada y, luego, viene el cabreo y las críticas de la prensa. No es fácil, no, hacer amigos en esto del fútbol”.

El otro día le daba vueltas al leer este párrafo en un libro que me ha regalado mi amigo Miguel Alzamora, del diario ‘Última Hora’, de Palma, que se titula ‘La otra Liga’, y que cuenta un montón de anécdotas e historietas muy divertidas y significantes de cómo es nuestro fútbol y, por supuesto, cómo era nuestra profesión, nada que ver con la que ha destrozado y desmontando la lluvia de falsedades que llenan las redes sociales.

Negociaciones en silencio

Y reparé en este párrafo al pensar cómo se las apañarán Joan Laporta, Rafa Yuste, Mateu Alemany, Ramón Planes, Jordi Cruyff y, supongo, digo yo, no sé, el señor de los números, Ferran Reverter, para disuadir y convencer a los futbolistas para que se rebajen sus fichas y sueldos, o difieran sus cobros (¡menuda trampa! ¡menuda patada a seguir! ¡menudo contrato ficticio!, que es como lo definen Javier Tebas, presidente de la patronal) o acepten romper el acuerdo actual y firmar uno nuevo en otras (peores) condiciones. Noto yo ahí cabreos importantes, más que ser o no titular en un partido, ir o no convocado a un desplazamiento.

La verdad es que todo, todo, se está haciendo en silencio y que aquí nadie cuenta nada de nada. Es más, el Barça, por no contar, ni siquiera ha presentado al ingeniero de todo este armazón que, supongo, debe ser el mallorquín Mateu Alemany, a quien ni el barcelonismo ni nadie tiene el gusto de conocer.

Yo lo único que espero y deseo es que todo le salga bien a Laporta y compañía y, sobre todo, como narra Alzamora en otro capítulo del libro, no se presente algún día el representante de alguna de las estrellas azulgranas en el juzgado de guardia denunciando que su representado le ha pegado y, encima, como le ocurrió a Daniel Angibeaud, hacerlo descalzo, sin zapatos, pues su cliente, el camerunés Samuel Etoo, le había arrebatado los zapatos, signo de amenaza de muerte en su país. O eso explicó Angibeaud.

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