El consumo audiovisual

Hollywood ya no le da la espalda a internet

Las todopoderosas 'majors' están llevando a cabo una apuesta por el digital sin precedentes y, al mismo tiempo, han abierto una brecha en las defensas de los cines que antes protegían

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Elena Neira

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No hace mucho Scorsese dedicaba un extenso artículo en 'Harper's Magazine' a reflexionar sobre la creciente pérdida de identidad del séptimo arte en el discurso de la industria. Para Scorsese las responsables de esta desnaturalización del concepto de película han sido las plataformas, cuyo modelo de consumo ha ejercido una enorme presión sobre el tiempo de ocio del espectador. Las plataformas, según él, benefician otro tipo de visionado (el que tiene lugar en el hogar) y desincentivan la experiencia cinematográfica como tal. ¿Para qué hacer el esfuerzo de ir a una sala de cine si uno puede ver en su casa todo el contenido que quiera? El resultado ha sido un pésimo caldo de cultivo para generar nuevos cinéfilos. Está dando lugar a contenidos cada vez más complacientes y menos arriesgados, producidos para satisfacer a clientes cada vez menos aventureros y más acomodados. Contenidos a mansalva que ya no se ven: se consumen. 

Resulta curioso que esta queja venga de Scorsese, cuyos proyectos más recientes han sido posibles gracias a las plataformas que tanto critica. Pero no le falta razón. Sí, las plataformas están fomentando el desarrollo de proyectos mediante fuertes inversiones de capital pero, al mismo tiempo le han restado fuerza y valor añadido a los atributos del cine tal y como lo conocíamos: la gran pantalla, el reto narrativo y la experiencia inmersiva. El problema es que ahora también lo están haciendo las 'majors'

Antes de que la pandemia pusiese el mundo patas arriba, el modelo clásico de explotación del cine cerró filas frente a las propuestas que pretendían incorporar el 'streaming' en su comercialización. Las principales impulsoras fueron compañías 'ajenas' al Hollywood clásico, lo que explica que para Netflix y Amazon el cine siempre haya sido una plaza difícil de torear. Sí, se les permitió entrar en el restaurante y pagar el cubierto, pero no sentarse a la mesa. El sector tradicional nunca ha terminado de tratarlos como iguales. Por eso sus intentos de flexibilizar las ventanas se han quedado en el terreno de lo anecdótico y los grandes premios de la industria, a pesar de acaparar nominaciones, no han terminado de llegar. 

Ahora experimentar con los estrenos simultáneos, en salas y en plataforma, es cuestión de supervivencia

Un año y medio después del estallido de la pandemia los peores temores de Scorsese parecen estar haciéndose realidad. Ahora son las todopoderosas 'majors' las que están impulsando los experimentos transformadores, ese camino que Netflix y Amazon comenzaron a allanar hace más de una década. Disney, Warner, Universal y Paramount, con plataformas de 'streaming' recién estrenadas, están llevando a cabo una apuesta por el digital sin precedentes y, al mismo tiempo, han abierto una brecha en las defensas de los cines que antes protegían. Sí, las circunstancias son excepcionales y, de no concurrir, probablemente la situación no sería la que es. Pero ahora experimentar con los estrenos simultáneos, en salas y en plataforma, es cuestión de supervivencia, lo mismo que negociar el acortamiento del plazo de exclusividad comercial de los cines. Acelerar la entrada de las producciones en sus ecosistemas digitales mientras el recuerdo de las campañas de márketing persiste es la mejor manera de conseguir nuevos clientes para sus servicios bajo demanda. Ocurre que, de manera colateral, están rompiendo el cliché de que la película se tiene que ver obligatoriamente primero en pantalla grande. 

De la misma manera que el Hollywood clásico ha ido al encuentro de internet, las compañías de entretenimiento digital se han movilizado para estrechar lazos con el sector tradicional. Netflix ha comprado varios cines en Nueva York y Los Ángeles (lo que normalizará los estrenos de sus producciones en salas). También ha cerrado un acuerdo con Sony, gracias al cual la primera explotación digital de las películas de esta última, terminada la exclusividad comercial en cines, será para Netflix. Amazon, por su parte, acaba de desembolsar 6.900 millones de euros por la legendaria Metro Goldwyn Mayer, una operación que le ha dado el control sobre de los catálogos cinematográficos más codiciados de la industria, que incluye títulos emblemáticos como 'Rocky', la saga Bond o 'La pantera rosa', entre muchos otros. 

Las salas de cine y las plataformas de 'streaming' parece que formarán parte del nuevo modelo de explotación de una industria que ya no da por sentado que el espectador va a ir al cine, ni descarta tampoco ir a su encuentro en el hogar. 

Ay, si Fellini levantara la cabeza…

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