Análisis

El Kun no es Suárez

Sergio Agüero lanza un penalti con el City ante el Chelsea.

Sergio Agüero lanza un penalti con el City ante el Chelsea. / Shaun Botterill / Reuters

Sònia Gelmà

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No les culpo si lo piensan. Resulta lógico preguntarse qué sentido tiene fichar un delantero centro de 33 años después de deshacerse de otro con esa misma edad para rejuvenecer la plantilla. La simple necesidad de aclarar que el caso del Kun no es el de Luis Suárez ya no es una buena señal. 

Es cierto que ambos son dos delanteros centro que en su día fueron los mejores en su posición y que hace un tiempo que no lo son. Ambos son amigos de Messi. Ambos están más cerca de la retirada que de su momento de esplendor. Y ambos han tenido problemas físicos que han mermado sus capacidades.

Pasemos a las diferencias. El Kun llega a Barcelona con la ilusión de un club nuevo, nadie le ha garantizado ser titular y ha demostrado en el City que sabe asumir un rol secundario en esta etapa de su carrera. En el Barça no tendrá los galones de Suárez, su ego no se verá herido por ser suplente, y no habrá que sufrir por el entrenador cuando se le sustituya. El ejemplo lo tenemos precisamente en el uruguayo, a quien Simeone ha sustituido en más de la mitad de los partidos de liga sin que pasara nada. Eso hubiera sido impensable cuando llevaba el 9 del Barça. 

Pero Agüero no viene a ser Suárez. Para que este fichaje tenga sentido, el Kun debe venir a ser Braithwaite. De hecho, que el delantero del Leganés haya acabado en el Barça solo se explica por una planificación desastrosa que es ampliamente sabida.  

Si el planteamiento es que el Kun herede los minutos del danés, es indudable que aumentará la calidad de la plantilla. Su fichaje supone la aceptación de la crítica situación económica. Su llegada es decepcionante porque, puestos a vivir en precariedad, de Laporta esperamos soluciones valientes. Como, por ejemplo, que la reconstrucción pasara por reservar esa posición de delantero suplente a una joven promesa: una apuesta de 19 años que pudiera convertirse en el futuro en ese Haaland prohibitivo para el Barça actual. Sería más arriesgado, por supuesto, pero también más estimulante.