Campaña del 4-M

Las élites enfangan Madrid

Las credenciales académicas de los protagonistas del debate preelectoral más salvaje de la historia demuestran que la cultura no es un antídoto contra la violencia, de momento solo verbal

Iglesias abandona el debate de la Ser al no condenar Monasterio las amenazas con balas

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Matías Vallés

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El debate preelectoral más salvaje de la historia de la democracia congregó a un doctor en Ciencias Políticas con experiencia en la

vicepresidencia del Gobierno, a un catedrático de Metafísica y exministro de Educación, a una médica anestesista con plaza en la

sanidad pública, a un selecto abogado del Estado y a una arquitecta con la vicepresidencia de Madrid en lontananza. Costaría montar un cartel con mayor número de credenciales académicas, puestas al servicio de un enfrentamiento primitivo en que los invitados abandonaron el ágape radiofónico antes de su conclusión.

La beligerancia de la campaña permanente no aflora en el país de Puerto Hurraco, ni encaja con los protagonistas de ‘Los Santos inocentes’. El duelo goyesco a garrotazos se registra entre candidatos abarrotados de másteres, aunque sean obtenidos donde Cristina Cifuentes. Las élites bien que provincianas enfangan Madrid, enésima demostración de que la cultura no es un antídoto contra la violencia, de momento solo verbal.

La capital se ha esmerado en desbordar las pasiones del 'procés', la moderadora Ana Pastor destacaba que no vivió un encono semejante al lidiar con una docena de pugnaces candidatos catalanes. La zapatiesta de catedráticos, doctores y arquitectas complica la historia de España, pero no cambia la de Madrid. La truculenta presidenta del cotarro valleinclanesco faltó al sainete de los mutis por el foro, pero no tardó en arrimarse a las tesis mas juerguistas depositadas por los doctos energúmenos. El premio a tanto desvarío son una simples elecciones provinciales ‘midterm’, que caducan en dos años.

En vísperas de unas generales, habrá que cachear a los eruditos candidatos para cerciorarse de que no llevan armas encima. En geografías menos levantiscas, cabría preguntarse “si hemos llegado al final del debate racional”, como hace Lionel Barber al repasar sus 15 años al frente del 'Financial Times' en ‘Poderosos y malditos’. Aquí la investigación se limita a averiguar si hubo alguna vez una conversación atenta a la razón.

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