Una pandemia social

Catalunya muestra síntomas de decadencia económica. Hace falta un Govern efectivo para corregirlo

Necesitamos un Ejecutivo capaz de ponerse al frente de la protección a las personas y la proyección de un cambio de modelo de la mano de los fondos de reconstrucción europeos

Colas del hambre en la parroquia de Sant Isidre de Barcelona.

Colas del hambre en la parroquia de Sant Isidre de Barcelona. / Manu Mitru

Javier Pacheco y Camil Ros

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Queremos señalar, antes que nada, los graves problemas de desigualdad y pobreza que ya existían en Catalunya y que se han incrementado con la pandemia. Es especialmente relevante que las personas jóvenes sean las más penalizadas. La tasa de paro en menores de 30 años ha aumentado al 42,9%. ¿Cuál es el futuro del país?

En el presente, ahora mismo, más de 400.000 personas que tienen un puesto de trabajo en Catalunya son pobres. Más de 500.000 no tienen trabajo. Uno de cada cuatro catalanes vive en riesgo de pobreza o exclusión social, cerca de 1,8 millones de personas. Hay cerca de 200.000 hogares sin ningún ingreso.

Una pandemia social

Necesitamos un Gobierno en Catalunya capaz de ponerse al frente de la protección a las personas y la proyección de un cambio de modelo de la mano de los fondos de reconstrucción europeos. No podemos salir de la pandemia sanitaria y caer en la pandemia social.

La precariedad en el trabajo y en la protección social pueden convertirse en estructurales. No nos podemos resignar. La inversión pública no puede ir solo a sostener las empresas. Debe mantener el empleo y la dignidad de la gente.

Los estados que ha resistido mejor las últimas crisis son los que tienen más servicios públicos, más investigación científica y más industria

Es por eso que necesitamos Gobierno, y que necesitamos un Govern que se sostenga no solo en el mapa de partidos, sino también en el ejercicio del diálogo social, un componente esencial del Estado del bienestar. Es momento para la responsabilidad colectiva. Un país más pobre, a la larga será más pobre para todos.

El sufrimiento que se acumula en Catalunya no se merece otra cosa que grandes acuerdos políticos y sociales. Las materias que exponemos a continuación deberían ser materia de acuerdo. No entenderíamos una posición contraria de ninguna fuerza democrática.

Necesitamos la protección inmediata frente a la pobreza. No hay ningún motivo para tener la Renta Garantizada de Ciudadanía y el Ingreso Mínimo Vital descoordinados y por debajo de las necesidades reales. Solo agilizando los trámites sería posible acabar con denegaciones injustas.

La atención sanitaria ordinaria se desangra. Hay que redimensionar el sistema sanitario, la atención primaria y la salud pública. Hay que contratar, formar, construir, reorganizar, y hay que hacerlo ahora. El cuidado de los ancianos merece todo un capítulo. La dejadez en esta cuestión es evidente, Hace falta un nuevo modelo.

Una lección que nos deja la pandemia es la necesidad de reforzar los servicios públicos como una apuesta de país. Solo el Govern tiene la potestad para impulsar esta reforma, que necesita para ejecutar cualquier programa de gobierno que quiera hacer.

Un gran acuerdo para el empleo

Catalunya necesita un gran acuerdo para el empleo. La pandemia ha puesto de relieve que el trabajo es imprescindible para mantener la vida. Se ha podido constatar que algunos de los trabajos peor pagados, mayoritariamente feminizados, son los que tienen un mayor valor social. El Govern debe proteger cada puesto de trabajo y su calidad.

En este momento, más que nunca, hay que impulsar la cultura, la creación artística, la investigación científica y la educación a lo largo de la vida con la misma determinación que hay que impulsar un nuevo pacto por la industria. El Govern nunca ha tomado el liderazgo que requería el Pacto Nacional para la Industria.

Los estados que ha resistido mejor las últimas crisis son los que tienen más servicios públicos, más investigación científica y más industria... Este es el camino.

Los acuerdos que el mundo necesita en torno al cambio climático y los procesos de digitalización del trabajo interpelan tanto el marco supranacional como el local. Naturalmente, el Govern de Catalunya ni puede quedar al margen ni puede asumir la responsabilidad completa, pero la inacción en este problema nos dejaría al margen del único futuro posible. Algunas decisiones le corresponden: equipamientos de transporte, energía, rehabilitación de la vivienda, I + D + i, formación, atracción y retención de talento, reequilibrio territorial, estrategia para la industria agroalimentaria...

El bien común y la garantía de los derechos de la ciudadanía son responsabilidad de las instituciones de gobierno. Ahora toca hacer presupuestos, usar el margen de endeudamiento y los fondos de reconstrucción, transformación y resiliencia europeos. Los sindicatos de clase queremos participar en el diseño, la ejecución y la evaluación de los proyectos.