Emergencia
Liberación de patentes de la vacuna del covid-19
No controlaremos la pandemia si no avanzamos hacia un reparto más justo de las dosis. La salud mundial lo requiere
Gemma Tarafa y Carme Borrell
Concejal de Salud, Envejecimiento y Curas del Ayuntamiento de Barcelona / Agència de Salut Pública de Barcelona
Gemma Tarafa y Carme Borrell
La pandemia del covid-19 ha generado, según la Organización Mundial de la Salud, 140 millones de casos confirmados, incluyendo 3 millones de muertes. La enfermedad ha aumentado la pobreza y las desigualdades de renta a nivel mundial, incluidas las desigualdades en salud como evidencia un informe de la revista 'The Lancet'.
La pandemia ha tenido impactos también en el mundo urbano, donde la población ha sufrido y la economía se ha bloqueado. En la ciudad de Barcelona se ha tenido que abordar los impactos de la crisis para mitigar impactos más severos en forma de crisis social. La pandemia ha dejado al descubierto grandes desigualdades sociales que desde la ciudad se han tenido que afrontar con soluciones innovadoras coproducidas entre las instituciones y diversas entidades y colectivos. Y se ha puesto de relieve la importancia de la salud pública, así como de la intervención pública y comunitaria.
Actualmente, hay que destacar la importancia de haber obtenido vacunas para el covid-19 de alta eficacia en tan poco tiempo. Ahora es capital para la salud pública, y desde una mirada de justicia global y derechos humanos, vacunar a toda la población que lo necesite para controlar la enfermedad. Hay países ricos que tienen a buena parte de la población vacunada mientras que en otros muchos prácticamente no se ha empezado a vacunar .
Desgraciadamente, la producción y la distribución mundial de las vacunas son limitadas y desiguales. Las barreras son muchas, incluyendo las limitaciones que pueden suponer las patentes y la carencia de transferencia de conocimiento para poder multiplicar la producción mundial. Actualmente, las empresas farmacéuticas tienen gran control de la producción, suministro y distribución de las vacunas en todo el mundo y existe una falta de transparencia en los contratos y acuerdos realizados con los diferentes países. Y las mismas han generado grandes beneficios privados que contrastan con la inversión pública que lo han hecho posible. Se calcula que han recibido aproximadamente unos 25.000 millones de euros de administraciones públicas.
Ante la crisis global creemos necesarias medidas que estén a la altura para responder, por encima de barreras e intereses, con criterios de salud pública y de justicia global. La situación actual de la pandemia y el proceso de vacunación frente al covid-19 reúnen todas aquellas características de excepcionalidad, de exigible equidad y de interés para la salud pública necesarias para legitimar que se apliquen los mecanismos legales que faciliten la capacidad de producción y distribución de las vacunas. Para poder producir el máximo número de dosis al coste más bajo posible y usarlas lo más rápidamente posible en todo el mundo. Por eso es imprescindible la suspensión temporal de las patentes covid-19, opción que es posible en casos de emergencia de salud pública. Esta propuesta ya fue lanzada por India y Suráfrica, reivindicando la renuncia a cierta propiedad intelectual durante la pandemia de covid-19, antes de la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de diciembre. Más de 100 países han apoyado a la propuesta. Sin embargo, algunos estados ricos (incluida la Unión Europea y también el Estado español) no la apoyan. Próximamente se volverá a reunir la OMC y por eso es importante seguir insistiendo tal como ha pedido repetidamente Médicos Sin Fronteras. Esta petición ha sido apoyada por organizaciones nacionales e internacionales y por la comunidad científica tal como fue descrito hace pocas semanas por la revista 'Nature'.
Hace una semana en Barcelona se presentaba la Declaración de Barcelona por la Liberación de las Patentes, donde entidades y expertos del mundo de la salud y la justicia global hacían un llamamiento de Barcelona al mundo para usar estos mecanismos extraordinarios previstos y poder así lograr el objetivo de la rápida vacunación a escala mundial. No podemos desoír las demandas.
No controlaremos la pandemia si no avanzamos hacia un reparto más justo de las vacunas. La salud mundial lo requiere. La vacunación se una herramienta muy poderosa para hacer frente a la crisis sanitaria, pero también lo será para hacer frente a la crisis económica, social y de salud mental.
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