Sesgo en la red

Tiempos modernos

El mundo digital, lejos de ser neutro, reproduce el machismo, lo perpetúa y en ocasiones lo magnifica

Una de las sedes de Google

Una de las sedes de Google / EP

Maria Rovira

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Haced esta prueba, si queréis. Poned una a una en el traductor de Google del catalán al inglés las siguientes frases:

-Le gusta tener éxito.

-Le gusta cuidar a su hijo.

-Le gusta coser.

-Le gusta estudiar.

-Le gusta cambiar los pañales.

-Le gusta que le paguen bien.

¿De qué personas estamos hablando? Como el género no está marcado en ninguna de las frases, Google deberá elegir. Y quizá os sorprenderá saber que será a él a quien le gustará estudiar, tener éxito y un buen sueldo; y que será a ella a quien le gustará coser, cuidar de su hijo y cambiar los pañales. Pasa lo mismo con idiomas que no tienen pronombres fuertes de tercera persona con el género marcado, como el finés, el húngaro o el vasco. Cuando tiene que elegir, Google lo hace con criterio de 1920.

Amazon estuvo tres años con un algoritmo de selección de personal que penalizaba los CV que contenían la palabra 'mujer'. La razón es que había sido programado 10 años antes cogiendo una base de datos donde solo había currículos de hombres. Lo corrigieron.

Esta semana, sin embargo, un informe publicado en el ‘MIT Technology Review’ señala que Facebook aún discrimina por género en los anuncios laborales. Las mujeres ven menos ofertas de trabajo que hombres con las mismas calificaciones que ellas, y el tipo de trabajo también varía: pizzerías, sector de automoción y Nvidia para ellos; supermercados, joyería y Netflix para ellas.

También recientemente hemos leído que las mujeres ‘riders’ denuncian acoso sexual de clientes cuando les llevan el pedido a casa, así como el hecho de que las penalicen vía la app puntuándolas mal. La ‘exrider’ Ana Mesones, con seis años de experiencia en el sector, denuncia insinuaciones en el 10% de los pedidos. Está recogido en el informe ‘Repartidores y repartidoras de plataforma digital’, elaborado por el sindicato Comisiones Obreras.

El mundo digital, lejos de ser neutro, reproduce el machismo, lo perpetúa y en ocasiones lo magnifica. La modernidad de la forma no exime de discriminación el contenido. Los algoritmos incorporan los sesgos de los datos introducidos, y también los de las personas que hay detrás, la mayoría hombres. Revertirlo no será nunca cuestión de inercia y de esperar, al contrario. Como siempre, sin embargo, quien tiene el privilegio nunca tiene prisa.