Parálisis

Familias sin luz y el edificio Venus: Las otras burbujas de tiempo

Las decenas de familias de la calle Venus, en la Mina, llevan casi 20 años en un limbo sin solución a sus problemas de vivienda

Las decenas de familias de la calle Venus, en la Mina, llevan casi 20 años en un limbo sin solución a sus problemas de vivienda

Edifico Venus.

Edifico Venus. / RICARD CUGAT

Carol Álvarez

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La pandemia ha puesto una nueva cicatriz temporal en nuestras vidas, y aunque no hay ninguna institución oficial que así lo haya marcado, ya tenemos por comúnmente aceptado como convención que hay un antes y un después de la pandemia. Como el antes de Cristo. Tan hondo nos ha afectado. ¿Vivieron de una forma tan radical nuestros antepasados la gripe o la peste? Las guerras sí que dejaron una brecha temporal similar. Y así como los geógrafos han trazado multitud de líneas en el globo terráqueo para separar trópicos y los biólogos delimitan placas y líneas como hizo Alfred Wallace en el archipiélago malasio, el tiempo se ha agrietado y nos ha propulsado a una época aún sin norte claro, como si todos nuestros relojes hubieran perdido la orientación y el huso horario y nos hubieran arrojado a un limbo.

Esa extrañeza que aún nos confronta a diario con la realidad, con aquellos planes que no podremos hacer, cenas y encuentros imposibles, viajes ya inconcebibles, conciertos irrepetibles, es una medida del tiempo, de los nuevos tiempos. Y aunque nos parezca que es la única, hay otras.

El Culubret, en Figueres

En Figueres, en el barrio del Culubret, la pandemia se agravó con los cortes de luz continuados, y tuvieron un invierno durísimo. Marzo no ha sido mejor, cuentan: Suman una veintena de cortes del servicio de más de tres horas de duración en las últimas semanas, interrupciones de suministro que no se arreglan solo con velas: hay comida en las neveras, también hay hornos y calentadores de agua, radiadores, ordenadores para trabajar y estudiar en casa. Si nosotros vivimos en un bucle temporal desde la pandemia, ellos viven así, en ese limbo de impotencia, desde 2011, con los primeros problemas de sobrecarga eléctrica detectada.

De igual forma sigue la vida en Venus. No en el planeta, aún bastante desconocido y fuera de foco, con toda la atención que se lleva este año Marte. Paquita Jiménez lleva 17 años asomándose a los medios de comunicación para contar que vive en un bloque de pisos insalubre, en el Besòs, en Barcelona, junto a una comunidad de 190 familias que ha quedado ahí atrapada. Desde el principio llegaron buenas palabras y planes y propuestas de solución, pero ha tenido que ser la Justicia la que he sacado los colores a la inoperancia de las administraciones. Cuando las encuestas apuntan al descrédito de la política no solo recogen el rechazo popular a las decisiones de ministros o gestiones de alcance nacional, sobre todo aluden a la pequeña política, la que les resuelve o complica los problemas cotidianos. 

El edificio de la calle Venus se quejó, ganó la razón ante los políticos, ganó luego la razón contra los políticos en los tribunales, ganó la razón de sus vecinos y la ciudadanía con un crowdfunding para sumar apoyos con qué seguir su cruzada contra ese bucle en el que entraron en que todo sigue igual y nada cambia . Son 17 años de burbuja de tiempo, esa otra burbuja que no entiende de pandemias .