Absurda consigna

La independencia urgente

Tenemos una nueva enemistad que, provocada por los de Puigdemont, intenta poner en duda las capacidades de Aragonès para ser un buen 'president' según los parámetros de Junts

Pere Aragonès

Pere Aragonès / Captura video EFE

Olga Ruiz

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Desde hace unas semanas se está produciendo un hecho insólito en la política catalana: ya no es suficiente con ser independentista, hay que ser de Junts si se quiere aspirar al olimpo de los independentistas célebres, inmaculados y libres de toda sospecha. Al parecer, ser votante de ERC no es compatible con una idea de república catalana, sino más bien con una connivencia con el autonomismo perpetuo. La consigna, de las más absurdas que recuerdo teniendo en cuenta la historia de los republicanos y la matriz de lo que hoy es Junts, ha calado, vaya si lo ha hecho. Tenemos una nueva enemistad que, provocada por los de Puigdemont, intenta poner en duda las capacidades de Aragonès para ser un buen 'president' según los parámetros de Junts: un digno 'president' es aquel capaz de levantar una DUI, implementar la ansiada república e iniciar una confrontación con el Estado, es decir todo lo que ellos no han hecho durante el mandato de Quim Torra. 

El ataque desmesurado tiene también otras capas relacionadas con la no aceptación de una derrota. JuntsxCat no ha ganado las elecciones y no lo soportan, de ahí que el interés principal en las negociaciones sea no perder su principal tesoro: el control del relato. Lo importante no es quién debe dirigir la Conselleria de Salut, sino el órgano de coordinación estratégico del 'procés'. 

Es cada vez más urgente la independencia de ERC de JuntsxCat, una independencia definitiva. Estamos ante la relación política más opresiva y desequilibrada de los últimos tiempos. El acuerdo entre la CUP y ERC es quizá solo un aviso, pero deja claro que las prioridades, al menos sobre el papel, son otras. El acuerdo no elimina la lícita aspiración independentista,pero sí barre cualquier posibilidad de hiperventilación a corto plazo. 

Justo lo contrario de lo que caracteriza a los de Puigdemont, siempre dispuestos a proclamar intenciones desafiantes y definitivas que al final se quedan solo en eso, intenciones.  

Es preocupante comprobar cómo una parte del independentismo se sigue conformando con tanta propaganda.