La pyme, sola ante el peligro

Las propuestas de inversión que contempla el Next Generation, soportadas en digitalización y transición verde, requieren de una dimensión superior a la habitual entre nuestras pymes. Por ello, la gran mayoría de empresas que pretendan acceder al fondo europeo deberán hacerlo de la mano de otras compañías y, a menudo, con el apoyo de la Administración.

Así, en este momento de transformación productiva, y en un clima favorable a la cooperación, deberíamos aprovechar para abordar una de las mayores carencias de nuestro tejido empresarial: el escaso tamaño de nuestras compañías. Hace unos años, la OCDE señalaba la reducida dimensión de la pyme española como un freno a su productividad. Es más, en su informe mostraba cómo, a igualdad de tamaño, nuestras empresas eran incluso más productivas que las alemanas. Por tanto, nuestro problema no es que seamos poco competitivos, es que somos pequeños.

Así, en el inicio de la etapa post covid una de las primeras prioridades debería ser redimensionar nuestras compañías. A ello puede contribuir las exigencias del Next Generation como, también, la coincidencia de dos factores muy relevantes. De una parte, la enorme liquidez que, a tipos de interés bajísimos, favorece las operaciones de concentración y capitalización empresarial. Y, de otra, la emergencia de una nueva generación de empresarios cuya preferencia ya no es tanto la propiedad total de sus compañías como es el crecer, aún a costa de gestionarlas desde posiciones de control accionarial compartido.

Desde hace décadas, he tenido la suerte de conocer a muchos pequeños empresarios, cuya admirable trayectoria responde al título del célebre western protagonizado por Gary Cooper 'Solo ante el peligro'. Con ese espíritu crearon la empresa y superaron una adversidad tras otra. Un mérito extraordinario y un legado en forma de tejido productivo que solo se podrá preservar desde la colaboración. Los peligros de hoy superan a cualquier héroe solitario.