La tribuna
Suma de irresponsabilidades en medio de la pandemia
¿Sería excesivo pedir a los líderes políticos y sus asesores que piensen en las necesidades de la ciudadanía?
Eulàlia Vintró
Catedrática de la Universitat de Barcelona
Eulàlia Vintró
Hace un año que, sin que nadie pudiera imaginarlo, fue decretado un estado de alarma de 15 días. El confinamiento domiciliario se alargó más de tres meses y aún nos quedan otros tantos de limitaciones en función de la evolución de la pandemia. Las restricciones continuarán ya que la vacunación no habrá llegado al 70% de la población hasta bien entrado el verano.
Hemos vivido, pues, una etapa muy dura y seguimos viviéndola. Hubiera sido razonable que las fuerzas políticas parlamentarias y de gobierno, en el Estado y en las comunidades autónomas, dejando de lado sus discrepancias, hubieran adoptado amplias vías de consenso para hacer frente al virus y salvaguardar al máximo la salud y la vida de las personas y, en segundo lugar, la economía, el mercado de trabajo y la cohesión social. No ha pasado. Recordemos, solo, los votos en contra del PP a la hora de votar las ampliaciones del estado de alarma o la confrontación de las comunidades de Madrid y Catalunya con el Estado reclamando el traspaso total de las competencias sanitarias para garantizar la vida de la gente, cuando en el momento que las han tenido la situación ha empeorado.
Ha habido también resultados positivos, fruto de acuerdos parlamentarios, de pactos sociales entre el Gobierno estatal, los sindicatos y los empresarios y de la aportación europea a la transformación económica de los diversos estados en favor del medio ambiente y la digitalización. Unos presupuestos nuevos, expansivos y sociales en España y Catalunya han abierto expectativas y han facilitado medidas imprescindibles: los erte, el ingreso mínimo vital, la actualización de las pensiones, la atribución de los 140.000 millones de euros procedentes de Europa, los diversos tipos de ayudas a pymes, comercios, hostelería, autónomos...
Hoy el esfuerzo político debería estar concentrado en salvar vidas y vacunar rápidamente a toda la población y recuperar la economía y el mercado de trabajo
También se han hecho elecciones autonómicas, en verano en Galicia y en el País Vasco, que no implicaron ningún cambio significativo, y hace un mes en Catalunya que sí han provocado importantes modificaciones, aún sin definir. Hoy el esfuerzo político debería estar concentrado en dos grandes objetivos: primero, reducir el impacto de la pandemia, salvar vidas y vacunar rápidamente a toda la población y, segundo, recuperar la economía y el mercado de trabajo, favorecer la cohesión social y garantizar la presentación de proyectos adecuados a la convocatoria europea y a las necesidades y demandas de nuestra sociedad.
En cuanto al primero, está siendo más eficaz el comportamiento responsable de la gente que la cooperación institucional y el ritmo de vacunación. En cuanto al segundo conocemos algunas medidas defensivas y paliativas, pero no sabemos nada de los programas europeos ni de líneas de futuro.
Intereses de partido y personales
Sí, asistimos a una suma inimaginable de irresponsabilidades partidistas y de corto vuelo. En Catalunya en lugar de acortar los plazos y apostar por abrir nuevos horizontes y ampliar alianzas, se ha hecho justo lo contrario y la presidenta del Parlament ya ha anunciado su voluntad de erigirse en un contrapoder del Gobierno catalán y de enfrentarse al Estatut y la Constitución, aunque todos los diputados han de prometer cumplirlos. La formación del nuevo Gobierno agotará los límites fijados legalmente y todo apunta a los intereses personales y de partido y no a los de Catalunya.
En el resto de España el desbarajuste es extraordinario: moción de censura en la comunidad y elAyuntamiento de Murcia por parte de Cs y PSOE; decreto de Ayuso en Madrid, disolviendo la Asamblea, destituyendo al vicepresidente y consejeros de Cs de su Gobierno y convocando elecciones para el 4 de mayo; PSOE y Más Madrid presentan una moción de censura cada uno contra Ayuso; PSOE presenta otra moción de censura contra el presidente del PP de Castilla y León. Y si todo esto no parece responsable, la continuación es esperpéntica. En la comunidad murciana se mezclan transfuguismo y compra de votos a cambio de cargos; en Madrid se apropian de un eslogan de Trump y presumen --"socialismo o libertad" que pasa después a "comunismo o libertad"--, y en Cs las reacciones de sus dirigentes y de sus afectados demuestran que solo tienen en la cabeza su supervivencia. Hace pocas horas, el anuncio de Iglesias de dejar el Gobierno y enfrentarse a Ayuso para evitar la victoria de la derecha y delegar en Yolanda Díaz sus funciones abre más incógnitas que certezas.
¿Sería excesivo pedir a los líderes políticos y sus asesores que piensen en las necesidades de la ciudadanía y dejen de lado actuaciones poco responsables que ponen en peligro nuestra sociedad en medio de esta pandemia?
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