EL BARÇA YA TIENE PRESIDENTE

Los que avalan y no están

Laporta presidente

Laporta presidente / REUTERS

Emilio Pérez de Rozas

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Me ocurre siempre que debo escribir de algo que a todo el mundo le encanta, le parece bien, hasta le entusiasma y que yo encuentro plagado de minas, de trampas, de trilerismo. Lo siento. Y, luego, cuando hablo con los defensores de ese entusiasmo, todos me dicen “si, es verdad, tienes razón, pero…”

El ‘pero’ de hoy es quién se atreve a decirlo. Si quieren, porque no me cuesta nada (y lo escribo de corazón), le deseo toda la suerte del mundo al presidente (represidente) Joan Laporta, a su junta directiva, a Leo Messi, que ojalá se quede después de la encerrona de ayer, y a todos los equipos y deportistas, profesionales y aficionados, del Barça. Ojalá alcancen (y cobren) todos sus deseos, sueños y triunfos.

Pero, a partir de ahí, sí me gustaría escribir varias cosas. Y no, no, por echar agua al vino (de eso y de cava, los ganadores saben un montón), sino porque como los vencedores siempre tienen muchos aduladores, porque se lean a un loco, nadie les va a cuestionar la victoria o quitar la razón y, mucho menos, la gloria. Simplemente, quien sabe, igual se leen algo en lo que han estado pensando desde hace días, mientras hacían su trampitas, pero que, como dicen los aduladores, “quién se atreverá a comentarlo”.

Los deberes del candidato

El candidato que tenía más prisa para que se votase, el candidato que quería que se votase incluso con pandemia, no había hecho los deberes y ha necesitado casi 10 días para lograr los avales. Es decir, el que tenía más prisa por llegar era el que no tenía ni había planeado ni sabía cómo iba a hacer frente al aval de 124,6 millones de euros, que ayer, en su discurso, liquidó con un “no fue una noche de fiesta, no” y un gracioso “déu n’hi do”, es decir, ahí es nada.

Nada, no. Es, fue y será mucho. Hay tres señores, tres (Eduard Romeu, Elias (Barrios) Navarro y Jaume Roures), que se han convertido en ‘dueños’ del Barça (quien avala manda, vigila, impone, decide, teme, investiga, averigua) sin estar en la candidatura de Laporta y sin haber sido votados por los socios. Y arriesgando muchos, muchos, millones de euros.

La pregunta podría ser ¿hubiese ganado Laporta si los socios del Barça hubiesen sabido antes de votar que Jaume Giró, el vicepresidente económico, el hombre de los bancos, el hombre del aval, el hombre de los bonos, había abandonado el barco y que el dueño de Audax, que, el pasado martes, subió 6% en Bolsa, y Jaume Roures avalaban a Laporta con un montón de millones? Pues nadie lo sabe, pero todo eso se ocultó, claro que ahí estaban Víctor Font y Toni Freixa, aplaudiendo. Ellos sabrán.

Solo en la madrugada

Aquel que se reía de que Joan Gaspart fichase de madrugada, salió del despacho de un notario a las tres de la madrugada del martes. Déu n’hi do. Y salió, tras cantar el himno del Barça, con un montón de directivos que no tenían con qué avalar, otros que avalaron más de la cuenta (y, por tanto, mandarán más que ellos) y más de un rico frotándose las manos por el próximo negocio que les caerá, se llame derechos de TV de la próxima Superliga europea o el Espai Barça.

Ya hay en Francia, So.Foot.com, por ejemplo, quien se cuestiona sobre el aval puesto por Roures: “Ustedes se preguntan, ¿en que se ha utilizado el dinero de sus suscripciones de Telefoot?, pues ha servido para rescatar las arcas del Barça, por supuesto”. Es posible, en efecto, que el millonario dueño de Audax, listo como pocos, dicen, esté ayudando a su amigo y vicepresidente Romeu a cumplir el sueño de su vida (presidir el Barça) y para ello ha utilizado parte, solo parte, de su dinero, pero lo único que demuestra eso es que ni un gesto ni el otro se hace por amor al club.

Y es con esas deudas (personales y económicas), además de los 1.173 millones de euros que se deben, arranca una junta que no pudo avalar y se puso en manos de otros (ricos).