La nota

La guerra de las derechas

Inés Arrimadas e Isabel Díaz Ayuso tienen proyectos radicalmente contrarios para el futuro del conservadurismo español

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. / Alberto Paredes

Joan Tapia

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El terremoto que sacude al centro-derecha es consecuencia de la fuerte ambición de dos mujeres que tienen detrás un distinto proyecto político. Inés Arrimadas intenta rescatar a Cs como un partido liberal de centro y autónomo del PP pese a los malos resultados de las últimas elecciones españolas, con el liderazgo de Rivera, y de las recientes catalanas, bajo la dirección de la propia Arrimadas. El otro proyecto es el de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, que gobernaba con Cs en poca sintonía y que ambiciona tener más poder propio y convertirse en la lideresa de la derecha de Madrid y en el referente de futuro de la derecha de toda España. 

En Murcia la coalición entre el PP y Cs dejaba mucho que desear. Ahora Arrimadas la ha roto para tener, por primera, vez la presidencia de una comunidad autónoma -un bombón tras el fracaso catalán- y lanzar el mensaje de que Cs es un partido liberal y no supeditado a nadie. En las votaciones sobre el estado de alarma del pasado año ya lo intentó, así como en las negociaciones con el PSOE para los Presupuestos que no acabaron bien. 

En Murcia la operación va a salir gracias al PSOE que le quitará al PP el dominio de una comunidad autónoma y ganará influencia en el Gobierno regional. Pero Arrimadas corre el peligro de que su apuesta no sea compartida por otros dirigentes de Cs que podrían rebelarse e incluso algunos pasarse al PP.

La otra ambición, quizás mayor, es la de la presidenta de Madrid. Ayuso no está cómoda en la coalición con Cs y no se lleva nada bien con su vicepresidente naranja, Ignacio Aguado. Y ya había barajado la posibilidad de un anticipo electoral. No había podido porque Pablo Casado (que la hizo candidata por Madrid) no quería hacer nada que perturbara los pactos con Cs y en su estrategia planeaba alianzas entre las dos formaciones, como en las pasadas elecciones vascas.

Pero la ruptura de Cs en Murcia ha dejado a Casado -ya muy debilitado por las elecciones catalanas- en mala posición. Y más aún al murciano Teodoro García Egea, su secretario general, que pretende disciplinar a los barones regionales y ve cómo le arrebatan su propio feudo. En este nuevo contexto la iniciativa de Ayuso de castigar la traición de Cs expulsándoles del Gobierno regional y convocando nuevas elecciones ha sido apoyada por Génova. ¿Podía Casado reaccionar de otra manera a “la traición” de Arrimadas sin parecer un 'blandengue' en un partido que aplaude a 'los fuertes'? Y menos tras la aparición de Aznar los últimos días en la que pide unir a todos los que están a la derecha del socialismo.

Y esto es lo que pretende Ayuso y su asesor Miguel Ángel Rodríguez, que estuvo muy cerca de Aznar en la Moncloa. El cálculo de Ayuso -también arriesgado- solo será válido si el PP logra en Madrid la mayoría absoluta -difícil- o que la coalición solo con Vox sea suficiente para gobernar. De ahí su eslogan “socialismo o libertad”, de fondo trumpista y aznarista. Y hay declaraciones suyas de 2019 en las que dice coincidir con Vox en muchas cosas.

Ayuso puede perder la apuesta. Pero si gana, será la nueva lideresa -más que Esperanza Aguirre en su momento- y el referente de futuro del PP-Vox. Hoy Casado solo tiene una alternativa, el templado gallego Alberto Núñez Feijóo. Si Ayuso se sale con la suya habrá otra opción más a la derecha, más madrileña y bendecida por Aznar. 

Dos mujeres ambiciosas han provocado el terremoto actual en la derecha. Es difícil que triunfen las dos. Pero las dos pueden perder.

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