Balance

Las librerías hacen red

Cuando no están abiertas todas, es como si la malla estuviera llena de descosidos

El mercado dominical de Sant Antoni.

El mercado dominical de Sant Antoni.

Isabel Sucunza

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En Catalunya acabamos de pasar un mes entero con las librerías de más de 400 metros cuadrados cerradas y las más pequeñas abriendo solo de lunes a viernes. Pasado este mes el balance nos deja una buena noticia y una mala. La buena: durante estas semanas, las pequeñas no dábamos abasto; la mala, la misma: durante estas semanas las pequeñas no hemos dado abasto.

Ha habido un aumento considerable de ventas de libros en las librerías que sí podían abrir, lo que indica que muchos clientes, al encontrarse cerrada la librería que tienen más a mano, no dudaba en optar por acercarse a una de las que sí estaban abiertas en vez de optar por el más cómodo, en principio, servicio de cualquier plataforma digital. Sin embargo, el descenso del porcentaje de facturación global respecto al mismo periodo del año anterior ha sido bastante considerable. La conclusión obvia es que todas las librerías suman a la hora del recuento final.

Hace unos días, alguien comentaba en Twitter que, cuando trabajas en una librería, jamás tienes que enviar a un cliente a otra cuando no tienes el libro que te pide. No puedo estar en más desacuerdo: pienso que el mejor servicio que se le puede ofrecer a un cliente que viene buscando un libro concreto con prisas es indicarle la librería más cercana donde lo podrá encontrar.

En Barcelona, las librerías que funcionamos más o menos por la zona del Eixample Esquerra Sud tenemos la sana costumbre de hacer circular a los lectores: para los cómics, se les envía a la Universal; para feminismos y juvenil, a la Carbonera; para las novedades que ya nacen 'best sellers', a la Gadial; libro más de fondo, la Central del Raval; libro técnico y de empresa, Alibri; comedia y risas en general, La Llama. Y espera, que ahora empieza a cuajar la Byron y que un poco más allá, para todo lo infantil, siempre estará la Al·lots, y para segunda mano, no hace falta decir que el domingo, en Sant Antoni, hay mercado.

Las librerías hacen red y cuando no están abiertas todas, es como si la malla estuviera llena de descosidos.