Desde Madrid

El Gobierno sale indemne

La aprobación de los Presupuestos Generales para 2021 han garantizado a Sánchez la continuidad de la legislatura. Las derechas, sin mayoría alternativa para sustituirle, han fracasado en su intento de derribarlo

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Rosa Paz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En un año de hechos insólitos, Pedro Sánchez y su Gobierno han salido indemnes de la gestión de la pandemia del covid-19, del confinamiento general de la población española, de los ataques de las derechas, de las broncas internas y de su propia debilidad parlamentaria, que han superado con la forja de una amplia mayoría para aprobar los Presupuestos Generales, la nueva ley de educación o la ley de eutanasia. Sánchez ha confirmado una vez más su condición de superviviente. El 2020 se estrenó con su investidura como presidente y con la formación del primer Gobierno de coalición a nivel estatal desde la Segunda República. Un Ejecutivo de izquierda progresista, que nacía con el rechazo de la derecha moderada y de la derecha extrema, que ya desde la sesión de investidura cuestionaron la legitimidad democrática que la ciudadanía había otorgado en las urnas a los dos partidos coaligados. Un intento de deslegitimación que continúa y que se hizo patente cuando, dos meses después de tomar posesión, el Gobierno se vio obligado a decretar el estado de alarma y a confinar en sus casas a los españoles. Lo mismo, por cierto, que hicieron el resto de los mandatarios del planeta, de manera que en marzo había 3.000 millones de ciudadanos confinados. 

Aquí, sin embargo, en ese clima político tóxico que han generado intencionadamente las derechas, se trasladaba la idea de que solo los españoles sufríamos ese “brutal encierro decretado por Sánchez”, que actuaba como el “sátrapa” de una “dictadura constitucional”. Son palabras del líder del PP, Pablo Casado, y de su excompañero de partido y hoy líder de Vox, Santiago Abascal, que, no obstante, siguieron criticando al presidente cuando soltó el mando único y trasladó a las comunidades la gestión de las medidas anticovid. Primero dictador, luego Pilatos.

En ese ambiente político irrespirable, amenizado por las caceroladas antigubernamentales alentadas por los mismos partidos y especialmente sonoras en Madrid, fue en el que el Gobierno tuvo que hacer frente a una inesperada pandemia, con el riesgo de colapso del sistema sanitario que conllevaba y las crisis económica y social provocadas por el parón de toda actividad económica, salvo la esencial. Pero, ¿por qué la derecha se comportó de forma tan irresponsable en una situación de emergencia inédita y para la que no existía un manual de instrucciones? Los dirigentes conservadores hicieron el análisis, que se ha demostrado equivocado, de que el Ejecutivo caería, que no aguantaría la presión de una ciudadanía confinada y abocada a la quiebra económica.

Pero aguantó y la aprobación de los Presupuestos Generales para 2021 le han garantizado la continuidad de la legislatura. Las derechas, sin mayoría alternativa para sustituir a Sánchez, han fracasado en su intento de derribarlo. Además el Gobierno ha logrado mantener la paz social con las ayudas de la UE y pese a los insoportables retrasos en la gestión administrativa de los ertes o del ingreso mínimo vital, aprobados en medio de la pandemia. A esa paz social han contribuido los acuerdos alcanzados con patronal y sindicatos, que han puesto contrapunto a la oposición asilvestrada de PP y Vox.

La contienda interna puede ser la tónica del Ejecutivo para este año, en el que pese a las vacunas aún queda mucha pandemia por gestionar, además de administrar los millones de la UE y abordar reformas como la fiscal, la de las pensiones o la laboral en la que los dos socios están enfrentados

La gestión gubernamental ha estado, no obstante, trufada por la imagen de chapuza, forjada en parte por contradicciones, anuncios y contraanuncios, y, en muy buena medida, por la pelea permanente entre los socios de Gobierno, empeñado Unidas Podemos en mostrar sus desacuerdos para apuntarse los logros sociales y colocar al PSOE en el ‘establishment’ continuista. Esas escaramuzas se han dado también en torno a la crisis de la Monarquía que, en medio de esta tormenta perfecta, ha causado la existencia de cuentas ocultas de Juan Carlos de Borbón en el extranjero. Un descubrimiento que investiga la justicia y que obligó a Felipe VI a poner distancia de su padre. Los socialistas apoyan a la Corona, pero Pablo Iglesias y su partido parecen haber encontrado el asidero para reclamar la República. No es un asunto menor y aunque Sánchez dice que es él quien manda en el Ejecutivo, no conseguirá callar a los de Iglesias.

La contienda interna puede ser la tónica del Gobierno para este año, en el que pese a las vacunas aún queda mucha pandemia por gestionar, además de administrar los millones de la UE y abordar reformas como la fiscal, la de las pensiones o la laboral en la que los dos partidos están enfrentados. Pero con tres años por delante, y el PP negándose a cualquier pacto —ahí está el Poder Judicial bloqueado—, nada hace pensar que vayan a dejar de aguantarse.

Suscríbete para seguir leyendo