Apunte

La condena de ERC

Los republicanos presumen de ser muy de izquierdas, pero están condenados a gobernar de nuevo con Junts

El 'president' sustituto y candidato de ERC, Pere Aragonès.

El 'president' sustituto y candidato de ERC, Pere Aragonès.

Joaquim Coll

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los republicanos presumen de ser muy de izquierdas, pero están condenados a gobernar de nuevo con Junts, formación que presenta como candidata efectiva a Laura Borràs y a Joan Canadell de número 3. Gabriel Rufián llamó pija a la primera por llevar chaquetas y bolsos exclusivos de 1.000 euros. Se olvidó de decir que Canadell es ultraliberal, admirador de Trump, hispanófobo y supremacista. Los republicanos confían en ganar el 14-F, claro está, pero si los de Puigdemont les vuelven a adelantar, les cederán de nuevo la presidencia de la Generalitat. Por si eso no fuera suficiente, en ERC también aplauden el deseo de la CUP de entrar en el próximo Govern y se abren a estudiar su propuesta de otro referéndum unilateral antes de 2025. O sea, quien vote a Pere Aragonès puede acabar haciendo presidenta a Borràs, o incluso a Canadell, si la primera acaba inhabilitada por corrupción, y avalando un tripartito con los anticapitalistas. Un cóctel que metería a Catalunya en otro callejón sin salida. Y así vuelta a empezar. 

Aunque ERC se presente como la opción moderada del secesionismo , está condenada a gobernar con Junts. Su incapacidad para hacer un examen autocrítico sobre lo sucedido en 2017, favorece que una parte del electorado siga emocionalmente enganchado al 'procés'. Las mentiras de la independencia, empezando por el relato populista del “expolio fiscal” que Aragonès sigue utilizando cuando lamenta no tener más dinero, ahora beneficia sobre todo a su principal competidora: Borràs. “¿Quién se conforma con 2.000 millones en los Presupuestos de Madrid, si cada año enviamos 16.000?”, razonan en Junts como antaño lo hacia Junqueras frente al posibilismo de los convergentes. Como a lo máximo que pueden aspirar los republicanos el 14-F es a quedar en primer lugar, el día después quedarán rehenes de sus únicos socios posibles.Su rechazo visceral a entenderse con el PSC y a gobernar en solitario con los Comuns, si estos no apoyan una ley de amnistía y defienden activamente la autodeterminación, les encadena a un tripartito separatista con el único objetivo de "volverlo a hacer".