AL CONTRATAQUE

Los pasos de Bildu

Otegi e Iñarritu han dado esta semana minúsculos pasos de los muchos que le quedan a la izquierda abertzale

Arnaldo Otegi

Arnaldo Otegi / Javier Etxezarreta / Efe

Cristina Pardo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todavía colea la polémica por el apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado, y con razón. Entre otras cosas, porque el anuncio lo hizo Pablo Iglesias asegurando que la izquierda abertzale pretendía participar en “la dirección del Estado”, porque no se ha desvelado a cambio de qué y porque el presidente del Gobierno prometió que nunca pactaría con Bildu y no ha explicado claramente a qué se debe un cambio de criterio tan radical. Los partidarios de este pacto argumentan que al que fuera el brazo político de ETA se le pidió que se desmarcara de los asesinos para entrar en el juego parlamentario, y eso es precisamente lo que están haciendo. “O bombas o votos”, que decía Rubalcaba.

Desde este punto de vista, creo que en los últimos días se han producido dos hechos importantes. El primero lo ha protagonizado el diputado Jon Iñarritu. Este lunes aprovechó una comisión en el Congreso para solidarizarse con un representante de Vox, padre de un guardia civil asesinado por ETA en el 2009. “Usted, señor Salvà, independientemente de lo que yo piense de su formación, que seguramente sea lo mismo que usted piense de la mía –dijo Iñarritu–, tiene mi respeto como persona, pero como víctima tiene también mi solidaridad personal y profunda”. Bien.

El segundo hecho que me parece destacable viene de Arnaldo Otegi. El líder de Bildu ha evitado esta semana apoyar las afirmaciones de un miembro de su formación, quien dijo que su presencia en Madrid tenía como objetivo “tumbar el régimen”. Algo es algo. En mi opinión, son solo minúsculos pasos de los muchos que le quedan por dar a la izquierda abertzale. Otegi es un dirigente que personalmente me genera mucha incomodidad, y sus pequeños avances hacia posiciones más dignas no le restan gravedad a la falta de palabra de Sánchez. Sin embargo, todo lo que sea avanzar, adoptar posiciones más humanas, merece ser tenido en cuenta. Podrían correr un poco más y ser más valientes, porque es paradójico que estén mal considerados los volantazos políticos y, en cambio, no los den con entusiasmo aquellos a los que sí se les permitiría.

Suscríbete para seguir leyendo