Covid e ideología

El nacionalismo madrileño, bomba biológica

El virus sí que entiende de territorios y por eso la capital debió confinarse entonces y debería confinarse ahora

Sánchez y Ayuso, durante la rueda de prensa

Sánchez y Ayuso, durante la rueda de prensa / periodico

Ernest Folch

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El nuevo nacionalismo madrileño, uno de estos monstruos que ha creado la pandemia, copia de sus homólogos una capacidad innata de victimizarse. Nada ejemplifica mejor el estado de ánimo en el que se encuentra una élite madrileña que las declaraciones de Pablo Casado tras anunciarse el Estado de alarma: “El Gobierno de Sánchez quiere demonizar Madrid”. Como si el cordón sanitario, que llega tarde, laxo y mal, fuese en realidad un ataque personal y una humillación. La presión del lobi de Madrid logró forzar una cumbre de Díaz Ayuso con Pedro Sánchez en la que, con 24 banderas de fondo, se concedió a la presidenta un sorprendente trato bilateral, el mismo que se ha negado sistemáticamente a Catalunya.

Da igual que al cabo de unas horas se evidenciara que aquello fue solo teatro, lo esencial es que el madrileñismo había logrado mantener su estatus de Estado dentro del Estado, un dogma que Ayuso resumió en su célebre frase de “Madrid es España dentro de España”. Porque lo relevante no es la resistencia férrea del Gobierno autónomo a confinarse sino la flaccidez del Gobierno central que, parapetado detrás de un estado de alarma, no ha querido o no ha podido o no le han dejado aplicar las medidas estrictas que pedía la grave situación sanitaria. Porque cualquier epidemiólogo sabe que sí, que a pesar de lo que se proclamaba, el virus sí que entiende de territorios y por eso Madrid debió confinarse entonces y debería confinarse ahora. Y vaya si entiende de territorios, como lo saben y lo sufren los pobres súbditos de TrumpBolsonaro o Díaz Ayuso, tres variantes del mismo populismo neoliberal, que pretendiendo proteger la economía la han hundido justamente facilitando la propagación del virus.

La bomba biológica de Madrid, como la de Nueva York o Sao Paulo, no ha estallado por una negligencia política, como se dice a menudo, sino por una ideología política muy concreta. En resumen: el nacionalismo madrileño no es una consecuencia de la tragedia sino justamente una de sus principales causas. 

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