Al contrataque

La guerra de las cifras

La Comunidad de Madrid lleva días comunicando datos a la baja y Sanidad duda de su fiabilidad

Pedro Sánchez y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se saludan tras su comparecencia conjunta en la Real Casa de Correos de Madrid, sede del Ejecutivo autonómico, el pasado 21 de septiembre.

Pedro Sánchez y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se saludan tras su comparecencia conjunta en la Real Casa de Correos de Madrid, sede del Ejecutivo autonómico, el pasado 21 de septiembre. / periodico

Cristina Pardo

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Hay una nueva batalla en el desolador pulso entre Madrid y el gobierno central con el coronavirus como telón de fondo. Primero, fue un asunto de diferencias en las restricciones que había que aplicar y luego, degeneró rápidamente en una guerra política en toda regla. Ahora, se han enzarzado con las cifras. La Comunidad de Madrid lleva varios días comunicando datos que tienden a la baja, pero lo hacen a tal velocidad, que Sanidad ha dudado de su fiabilidad. Luego Illa ha matizado, qué escándalo, pero parece que ya ni en los números podemos confiar. En este punto, es útil ponerse siempre en lo peor para no llevarse después un doloroso chasco.

Vamos a situarnos en los dos escenarios que se nos han presentado inicialmente. Supongamos que Díaz Ayuso estaba jugando a notificar algunos datos con retraso para que las cifras parecieran mejores de lo que son, cuando aún no ha dado tiempo a obtener resultados del confinamiento impuesto por Sanidad. Así, la presidenta de Madrid podría intentar convencer a la opinión pública de que son sus restricciones selectivas, aplicadas con anterioridad, las que están dando frutos. "¿Ven?", dirían, no hacía falta la intervención del Ministro Illa, que sólo buscaba la ruina de la Comunidad.

Ahora, vamos a situarnos en el segundo escenario. Supongamos que el gobierno central tenía argumentos para dudar de los datos que está trasladando Madrid. Al hacerlo público, se reafirman en que la intervención de Sanidad era necesaria. Al desdecirse después, siembran en nosotros la semilla de la desconfianza hacia algo tan importante y necesario como las cifras, que ya fueron un despiporre durante la primera ola. Llegados a este punto, esto es lo que hay: los que crean a pies juntillas que Madrid mejora a la velocidad de la luz, sigan siendo prudentes: a juzgar por el ritmo de bajada, parece que esto ya está hecho y no. Los que se quedaron con las dudas de Illa y Simón, sigan siendo prudentes: según ellos, vienen semanas muy duras, aunque visto lo visto igual mañana rectifican y dicen que no. Así que para todos, paciencia con el espectáculo.

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