Las aspirantes a representar a España en los Oscar

El buen cine

Deberíamos exportar películas que solo pudieran haberse hecho aquí, que ayuden a contar nuestra cultura al mundo como hicieron en su día 'Belle Époque' o 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'

Un fotograma de 'La trinchera infinita'

Un fotograma de 'La trinchera infinita'

Marta Buchaca

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El próximo 6 de octubre la Academia de Cine anunciará las tres películas finalistas para representar a España en el apartado de Mejor Película Internacional en la 93ª edición de los Premios Oscar. Este año hay 58 películas candidatas, 22 más que el año pasado, lo que es una gran noticia en estos tiempos que nos ha tocado vivir.   

El primer largometraje español que estuvo nominado a los Premios Oscar fue 'La venganza', de Juan Antonio Bardem, en el año 1958 y, hasta el momento, España ha conseguido veinte nominaciones y cuatro películas han vuelto a casa con estatuilla: 'Volver a empezar', 'Belle Époque', 'Todo sobre mi madre' y 'Mar adentro'.

Entre las candidatas de este año hay cintas de gran calidad. Y son muchas las que merecerían ser escogidas. Personalmente, pienso que el cine que deberíamos exportar es el formado por películas que solo pudieran haberse hecho aquí. Debemos internacionalizar un cine honesto que ayude a contar nuestra cultura al mundo como hicieron en su día ‘Belle Époque’, ‘Volver a empezar’, ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ o ‘Plácido’. El cine más local es siempre el más personal, el más singular y el más auténtico.

En la lista hay muchas que cumplen ese criterio y que son buenísimas películas, pero hay un título al que la realidad le ha añadido una capa de lectura. Se trata de 'La trinchera infinita', dirigida por Aitor Arregi, Joan Garaño y Jose Mari Goenaga. La historia  empieza cuando estalla la guerra civil en un pequeño pueblo andaluz donde viven Higinio (Antonio de la Torre) y su esposa Rosa (Belén Cuesta). A él le persiguen por sus ideas y debe esconderse porque lo persiguen para matarlo. Su mujer y él deciden cavar un agujero en su casa,  para que se pueda esconder hasta que su vida no corra peligro. Pero el peligro no pasa hasta que Franco firma la ley de amnistía. 33 años después. Así que Higinio permanece escondido la mitad de su vida.

Antes de que la pandemia le pasara por encima, el espectador se emocionaba, sufría y se angustiaba con Higinio, pero ahora no solo se identifica con él. Ahora es él. Porque, salvando las distancias, durante los últimos meses todos, como el personaje que encarna De la Torre, hemos sufrido en nuestras carnes la pérdida de libertad, el tormento del enclaustramiento y el miedo a la muerte. El nuestro ha sido un confinamiento en el sofá, con internet y sin el terror de saber que nos podían fusilar en cualquier momento, pero eso no impide que la película nos llegue más ahora que cuando se estrenó.

De repente, sin que sus creadores lo previeran, 'La trinchera infinita' nos habla no solo de lo que pasaron algunos de nuestros antepasados, sino de lo que hemos vivido nosotros y, lo que es todavía más interesante: de lo que tememos volver a sufrir.  Porque el mayor de nuestros miedos ahora, aquí, en América, Asia o Tombuctú es volver al encierro, a las restricciones, al toque de queda. Y esa angustia tan actual, tan profunda, es lo que convierte 'La trinchera infinita' en una película todavía mejor de lo que era y una de las películas que podrían representar a España en los Oscar.

Presencia de mujeres

Hace unas semanas la Academia de Hollywood anunció que a partir del 2024 exigirá que para que las cintas puedan optar al premio de mejor película tendrán que contar con los colectivos con menor representación ya sea en la producción, en el argumento o en el reparto. En esos colectivos minoritarios se incluyen las minorías raciales, el colectivo LGBTQ+, las personas con capacidad diversa y, ¡oh, sorpresa: las mujeres! Estadísticamente somos minoría, sí, porque la población mundial está compuesta por un 55,5% de hombres y un 49,5% de mujeres. Pero esa diferencia es de un ridículo 0,5%. Personalmente no me siento ofendida por ser considerada minoría, porque todavía son muchos los ámbitos en los que la representación de la mujer es insultante (cargos directivos, políticos y un largo etcétera).

En el mundo del cine, sin ir más lejos, la representación de mujeres es escandalosamente inferior al de los hombres. Si tomamos como ejemplo las 58 películas de la lista solo 10 están dirigidas por mujeres. Un mejorable 17,24% del total. Belén Funes, Icíar Bollaín o Gracia Querejeta, por citar solo algunas, presentan largometrajes increíbles que merecen estar entre los finalistas.

Espero que el año que viene sigan aumentando las cifras de buen cine español, pero, sobre todo, lo que anhelo es que de una vez por todas haya como mínimo el mismo número de mujeres que de hombres que hagan cine en nuestro país. Porque el buen cine, además de singular y auténtico, también debe ser diverso. 

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