La comunicación de las medidas sanitarias

'Oh happy day'

Pese al bombardeo mediático, al coro de gospel de Sallent se le ocurrió ensayar a voz en cuello en un espacio cerrado y sin mascarillas

Así se contagió el grupo de góspel de Sallent

Así se contagió el grupo de góspel de Sallent. / periodico

Mar Calpena

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El otro día charlaba con alguien cercano sobre la información sobre las mascarillas. Yo defendía que a estas alturas no hay excusa para llevarlas en modo toples, con la nariz al aire, y mi interlocutora me respondía que hay poca información, y que a menudo los periodistas transmitimos mal las indicaciones de las autoridades sanitarias. Aquello me sorprendió y lo tomé casi como algo personal; pero el martes entendí que era cierto. ¿Cómo explicar si no que tras seis meses, casi un millón de muertos en todo el mundo, y un constante bombardeo mediático al coro de góspel de Sallent se le ocurriera ensayar a voz en cuello en un espacio cerrado y sin mascarillas? Algo ha fallado, y no querría hacer demasiada sangre con este grupo, a pesar de que en su comunicado no hay ni un atisbo de introspección, y solo señalan “que lamentan la situación que están viviendo”.

Vamos, como si habitaran en una isla sin MIR mileuristas ni profesionales de la cultura que sí se esfuerzan por que esta sea segura, y menos aún con personas que no pueden decidir si quieren exponerse al virus, no ya por darse el gustazo de oír el sonido de su propia voz, sino porque no su alternativa es no comer. No, ¿cómo iban a saber, si no querían oírlo, que hay bastantes casos similares de transmisión en grupos corales (y uno de los cuales, el de Seattle, se suele poner como ejemplo de primer gran brote con sospecha de la transmisión por aerosoles)?

Y aun así, pese a la estulticia del caso, creo de verdad hay algunos mensajes muy repetidos sobre la pandemia que no están ayudando. Por ejemplo, en Sallent se tomó a rajatabla la temperatura a los asistentes, algo que raramente sirve de nada. Y la idea de una teórica distancia de seguridad-refugio -que en otros países, por cierto, es mayor- no es más que una entelequia cuando no hay espacio o ventilación. Quienes legislan y quienes comunicamos no hemos logrado hacer que el espíritu -y no solo la letra- de las medidas de prevención calen. Tendremos que afinar más.