Desde L'Hospitalet

Una ciudad multicolor y cambiante

Imagen de archivo de la Granvia de L'Hospitalet.

Imagen de archivo de la Granvia de L'Hospitalet. / ACN

Joan Francesc Marco

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No es fácil escribir sobre tu ciudad o tu barrio. Solemos cometer dos errores antónimos: o somos víctimas de una visón idílica o le vemos todos los defectos y carencias.

Escribo de desde L'Hospitalet de Llobregat, más concretamente desde L'Hospitalet Centre. Lo primero que hay que aclarar es que L'Hospitalet no es del Llobregat, a pesar de que el río bordea la ciudad, sino que pertenecemos a esta 'no-comarca' que se llama el Barcelonès. L'Hospitalet Centre tampoco esta en el centro de la ciudad, sino en el extremo oeste, pegado a Cornellà.

L'Hospitalet es y ha sido siempre un ejemplo de lo que escribió Salvador Espriu: "Varios son los hombres y diversas las hablas y han convenido muchos nombres a un solo amor" Hoy la ciudad es multicolor y ha ganado en riqueza y acentos lingüísticos. Me gusta recordarlo en un tiempo donde parece que lo esencial es el valor que hay que preservar. Claro, el tema es definir 'esencial'. Me gusta lo plural, la mezcla. Lo encuentro mucho más rico. Pocos lo han escrito mejor que Joan Manuel Serrat en una bellísima canción, 'Por las paredes (mil años hace)'.

L'Hospitalet ha tenido la suerte de tener gobiernos de izquierdas. Alcaldes y alcaldesas socialistas que han puesto la cohesión social como guía de su actuación política. Hoy se vive mejor en L'Hospitalet, y eso no quiere decir que hay cosas que se podían haber hecho mejor.

L'Hospitalet hace mucho tiempo que se ha preocupado por tener una oferta cultural innovadora, de calidad y diferenciada de Barcelona tanto en el ámbito de las fiestas populares y tradicionales, construyendo un verdadero crisol cultural entre lo que es autóctono y lo que tiene unos orígenes en otras tierras de España y ahora del mundo, como en los teatros o la música y otras ramas de la cultura.

L'Hospitalet tiene mucho futuro. Cambia continuamente y así tiene que continuar siendo. Tiene una gran oportunidad: el soterramiento de las vías que tendrá un efecto terapéutico sobre la ciudad y las personas que lo habitamos así como el hundimiento de la parte de la gran vía (la B-18 ) que tendrá el mismo efecto. Pronto podremos ir de un lado al otro de nuestra ciudad sin barreras que nos lo impidan.