Análisis

Golpe de timón en Ciutadans

Con la defenestración de Roldán, Cs emite la señal de querer navegar en nuevos mares

Carlos Carrizosa y Lorena Roldán

Carlos Carrizosa y Lorena Roldán / EFE / QUIQUE GARCIA

Joaquim Coll

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Si Lorena Roldán iba a ser defenestrada fue la pregunta que Vicent Sanchis no se atrevió a hacer a Carlos Carrizosa en la entrevista que le hizo en TV-3 hace unas semanas, en calidad de presidente del grupo parlamentario de Ciutadans. Sorprendió que ella no fuera la protagonista pese a que en julio del 2019 había sido elegida en primarias para relevar a Inés Arrimadas, estrenándose como candidata a la Generalitat con una moción de censura contra Quim Torra. Su caída refleja lo poco que algunos partidos se toman en serio las primarias.

Roldán obtuvo el 86% de los votos emitidos de una participación que apenas superó el 38% entre los afiliados. Es decir, ganó unas primarias sin oposición interna, pero sin generar ningún entusiasmo entre las bases porque fue la candidata impuesta por el hiperliderazgo caprichoso de Albert Rivera. Hoy nadie se acuerda de esas primarias de cartón piedra, ni tampoco de esa moción de censura presentada a destiempo que solo sirvió para reforzar momentáneamente a un 'president' tan cenizo como Torra. Tampoco nadie echó en falta a Roldán en esa entrevista en la que, en cambio, Carrizosa sorprendió por su temple argumental frente a las preguntas insidiosas de Sanchis.

La defenestración de Roldán es un golpe de timón de Arrimadas para evitar que el naufragio de su formación en Catalunya sea peor de lo que todas las encuestas vaticinan. Se justifica de cara a la galería en aras de facilitar un acuerdo electoral con el resto de formaciones constitucionalistas, que todos saben imposible con el PSC. Hoy solo sería practicable con el PP y, además, limitado a las provincias de Lleida y Girona, donde, en caso contrario, el centroderecha "españolista" corre el riesgo de ser barrido en las próximas autonómicas.

La entrada en liza de Vox fragmenta su débil fuerza en unas circunscripciones donde el separatismo es hegemónico y el único contrapeso real son los socialistas. Ahora bien, el auténtico deseo de Ciutadans es que no haya elecciones anticipadas o que sean lo más tarde posible. Carrizosa no ha tenido empacho en decirlo abiertamente, tanto en la citada entrevista en TV-3 como desde el atril del Parlament, cuando le pidió a Torra que dimitiera y dejara paso a otro 'president' independentista que pudiera hacer frente a la pandemia.

Hoy, en la política catalana todo es posible y no sería sorprendente que Ciutadans se abstuviera si, en lugar de convocar elecciones, Carles Puigdemont jugara finalmente a presentar a otro candidato tras la inhabilitación de Torra para retratar a ERC y todo dependiera entonces del voto de la CUP. Si los 36 diputados naranjas se abstuvieran, JxCat lo tendría más fácil para investir a otro 'president' en segunda vuelta con más votos a favor que en contra, excepto que los republicanos también se opusieran, lo que supondría el cisma definitivo entre ambos. Los dirigentes de Ciutadans han tirado por la borda el histórico resultado que obtuvieron en el 2017 y ahora necesitan tiempo para alinear su política en Catalunya con su nueva orientación posibilista en el Congreso. Con la defenestración de Roldán, emiten la señal de querer navegar en nuevos mares.

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