IDEAS

Los héroes de la cultura

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Xavier Bru de Sala

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Contra el tópico surgido tras el hundimiento de las Torres Gemelas que tildaba de héroes a los bomberos y policías, que con singular riesgo y esfuerzo se habían enfrentado a la tragedia, hay que decir que no haber dado lo máximo habría sido simple y pura negligencia. Que las antiguas profesiones de riesgo permanente, como la de militar o la de franciscano primero, y más tarde, de jesuita, se hayan equiparado a las más apacibles por naturaleza, no significa que, por ejemplo, el personal sanitario en el pico de la pandemia, hubiera podido actuar con menos sacrificio.

Las dos docenas más uno de héroes griegos, casi todos varones, todos con nombre flameante en la posteridad, compartían con los dioses la capacidad de llevar a cabo acciones sobrehumanas y, con los simples y pobres humanos, la triste condición de mortales, sumada a menudo a la exhibición de una llorera que sobrecogía al mundo. Héroe anónimo quizá ha dejado de ser un oxímoron, pero el heroísmo multitudinario no existe. La heroína, o el héroe, no lo son precisamente por actuar como los demás. Todavía menos en razón de haber sufrido desgracias sobrevenidas como los afiliados a las galeras culturales. Pueden convertirse en tales, en todo caso, por haberse enfrentado a ellas de manera singular y arriesgada.

Los libreros

Establecidas las anteriores precisiones, deberíamos de estar de acuerdo en no considerar héroe a un actor, un músico o un montador de gradas de concierto que se ha quedado sin trabajo, ya que todos los que sufren de forma injusta, y aunque se lo hubieran ganado a pulso, merecen más solidaridad y conmiseración que asombro. En cambio quienes como los libreros, y sobre todo los nuevos libreros, son capaces de abrir o reabrir un establecimiento, merecen ser equiparados a los hijos de diosa y humano o viceversa. Más héroes o heroínas cuanto más pequeña es la librería. Más admirables, aunque no con mucha diferencia, cuanto menos tienen cubiertas las espaldas por el propio capital. Honor y homenaje a ellos por encima de los humanos no lectores y de parte de los pocos lectores, todos ellos candidatos a héroes, que van quedando.