opinión

Cuatro ideas y un supuesto funeral

Algunos proclaman que estamos ante el funeral de Estados Unidos, asesinado por el gigante chino. Discrepo de estas interpretaciones

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dolares-100 / Milad Mosapoor / Wikimedia commons

Guillem López i Casasnovas

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Del libro 'More', de Philip Coggan, sobre 10.000 años de economía mundial, escrito al más típico estilo del 'The Economist', de donde proviene el autor, remarco el epígrafe de 'La mentira de la austeridad'.  Pese a lo que a menudo se escribe, tirando la piedra nadie se libra del pecado. Casi ninguno de estos países que se quejan de la austericidio ha dejado de mantener el déficit en todos estos años y ha incrementado sin parar el endeudamiento: una forma de reconocer que se gastaba lo que no se ingresaba, estirando más el brazo que la manga, tanto si llovía como si hacía sol en sus economías.

Lo que a menudo se identifica como austeridad es el disgusto de no poder continuar gastando, haciendo agujero, tanto como se hacía en el pasado. España es un buen ejemplo: uno de los 22 -de entre los 32- países de la OCDE que siempre ha estirado más el brazo que la manga. Por otro lado, hay que decir que esta supuesta austeridad, de gastar más y más, no mata; el despilfarro, la falta de priorización y la falta de conciencia sí.

Cantan las cifras: en EEUU el 80% de los megarricos (10% de la población con más renta), vota en las elecciones; en el 10% más pobre solo lo hace el 40%. Alerta de que así una especie de democracia formal alimenta un capitalismo sin alma. Y no nos podemos quejar de lo que sí es la mejor de las igualdades de oportunidades de que disponemos: el valor del voto.

'El Libro del porqué', de Judea Pearl, permite distinguir la causalidad de la asociación, de las correlaciones, con la que tantas veces nos engañan 'haciendo hablar a los datos' y revistiéndolas de modelos. Pero recojo como la justificación del 'por qué' busca matizar siempre los hechos. En el jardín del Edén, Adán y Eva fueron conscientes de su desnudez tras probar la fruta prohibida.

Adán dijo que fue porque su compañera se la ofreció. Eva, que a ella la engañó la serpiente. Dios los expulsó igualmente, aunque los afectados pensaban que el pecado, explicado, se vería de manera diferente. Identificar la causalidad con los hechos tiene esto. Cuando da miedo la identificación es cuando se hace más probable que un fusilamiento se haga con un pelotón. Todos han matado pero no se singulariza el causante, más allá, claro, de quien ha dado la orden, que siempre se puede refugiar con la ley hecha por vete a saber quién.

Una cita de Merkel: Europa representa un 7% de la población mundial, produce una cuarta parte del PIB y desembolsa la mitad de todo el gasto social del planeta. Esta es una opción distintiva, pero con peaje de sostenibilidad, sobre todo si caen los productivos y su productividad. Los estadounidenses gastan en armamento lo que nosotros en gasto social (relativamente). Su gasto, más allá de justificar su supremacismo, nos da alguna externalidad positiva, de investigación transnacional o de orden internacional, como cuando Marruecos invadió las islas Perejil y la embajada de EEUU llamó al orden. En cambio, nuestro gasto social es para nuestro beneficio solamente No quiero decir que los tengamos que dar las gracias, pero sí ser conscientes.

En la actual coyuntura, algunos proclaman que estamos ante el funeral de Estados Unidos, asesinados por el gigante chino. Discrepo de estas interpretaciones. China es hoy la gran fábrica del mundo, ciertamente. Pero EEUU es la gran fábrica de emitir billetes. Mientras haya cola en la Reserva Federal para adquirir dólares, creo que los americanos están a salvo. Es el valor de la moneda, la confianza, valor que da..., que hace que los propios chinos se refugien en el 'buck' para colocar lo que atesoran con sus ventas trillonarias a precio reventado. El valor de la moneda es su activo, vinculado a ser como son, a tener las instituciones que tienen, y haciendo aquí abstracción de quien puede mandar en cada momento en la Casa Blanca.

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