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El 18 de junio del general De Gaulle

Un nacionalista francés luchó contra Hitler, dio la independencia a Argelia e impulsó "la Europa de las patrias"

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zentauroepp53741623 leo beard200613122157 / LEONARD BEARD

Joan Tapia

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Francia celebra este año el 130º aniversario del nacimiento de Charles de Gaulle y los 50 años de su muerte. Y el próximo jueves es el 80º aniversario de su famoso manifiesto del 18 de junio de 1940 en el que, desde el exilio de Londres y a través de la BBC, se proclamó jefe de la Francia Libre desafiando a la Francia legal que, con el mariscal Philippe Pétain -héroe de la primera guerra mundial- al frente, acababa de firmar el armisticio rendición ante Adolf Hitler tras la apabullante derrota de las tropas francesas. Pocos días después, la Asamblea Nacional francesa -la misma que cuatro años antes había elegido al socialista Léon Blum- votó los plenos poderes, incluidos los constitucionales, a Pétain. Solo 80 diputados, la mayoría de izquierda, votaron contra el régimen de Vichy.

Pero cuatro años después, la historia dio la razón a De Gaulle, que regresó a París como presidente del Gobierno Provisional de la República Francesa. En 1946 abandonó el poder disconforme con los partidos de la Cuarta República, pero el Parlamento lo volvió a elegir en mayo de 1958, 12 años después. Nadie ha influido tanto en Francia como él. De Gaulle era un coronel del Ejército francés que fue nombrado subsecretario de Defensa del Gobierno de Paul Reynaud en 1940. Tras la dimisión de Reynaud, se negó a aceptar el Gobierno de Pétain del 16 de junio que quería firmar el armisticio con Alemania.

No actuaba en función de las ideologías, sino de la nación francesa. Y no en términos dogmáticos, sino con gran pragmatismo

Hasta entonces había sido un ilustrado militar que había trabajado con el mariscal Pétain y conocido por su nacionalismo de tinte conservador. Eso sí, disconforme con buena parte de la derecha que flirteaba con aquello de "mejor Hitler que el Frente Popular de Léon Blum". De Gaulle prefería la alianza con la Rusia soviética porque veía en Alemania (y más la de Hitler) el eterno enemigo. Era un nacionalista que no pensaba en términos de ideología, sino de nación. Pero también un pragmático. Y ya había escrito de un almirante inglés que tenía muchas cualidades de jefe pero que carecía de la de desobedecer. Un militar especial.

Desobedeció en 1940 y acabó ganando por su convicción de encarnar la legitimidad contra Alemania, por su habilidad en pactar con los muy diversos grupos de la resistencia y por el apoyo de Winston Churchill, que le brindó la BBC para sus mensajes radiofónicos contra Vichy. Nada más llegar a Londres le dijo a uno de sus colaboradores: "Nous sommes la France".

De país humillado a potencia ganadora

Pero haber convertido un país humillado en 1940 en una potencia ganadora en 1945 es solo la primera parte. En 1958 volvió al poder elegido por el Parlamento y aupado en parte por los contrarios a la independencia de Argelia. Cuatro años después y tras una dura batalla con los partidarios de "l'Algérie française" y gran parte del Ejército firmó la independencia de Argelia. Su pragmatismo le hizo concluir que el futuro de Francia exigía renunciar al pasado colonial. Sufrió varios atentados de la extrema derecha y no vaciló en recurrir a la guerra sucia contra la OAS. A leer 'El Chacal' de Frederick Forsyth.

Luego instauró la Quinta República, cuyo rasgo principal es el gran poder de un presidente elegido por sufragio universal (antes cada siete años, ahora cada cinco) que ha dado a Francia la estabilidad que no había tenido en las dos repúblicas anteriores. En 1969 se retiró definitivamente tras perder un referéndum, tras la revolución de mayo del 68 y tras haber ganado con mayoría absoluta las elecciones legislativas de junio de aquel año.

En el periodo 1958-1969, De Gaulle también tuvo gran influencia en la política europea y mundial. Hace de Francia la cuarta potencia nuclear: "la grandeur". Firma, en 1963, el Tratado del Elíseo con Alemania que consagra el eje franco-alemán. Es su europeísmo, la "Europa de las patrias", de los estados. Nada de supranacionalidad o federación que limitaría a Francia. También veta, por dos veces, la entrada del Reino Unido en el entonces Mercado Común. Creía que los ingleses serían un caballo de Troya y el 'brexit' le ha dado la razón.

Es una figura muy discutida. Pero Francia tiene la gran suerte de poder honrar a un militar nacionalista, contrario a Hitler y que luego instauró no sin polémicas -François Mitterrand fue su gran enemigo- un régimen democrático y eficaz en el que han gobernado derechas e izquierdas.

¿Europa? Su nacionalismo de la Europa de los estados también ha ganado. Y su victoria parcial -ahí está el euro y el BCE- es menos positiva. Francia sin Europa ya no cuenta. Quizá Europa sin Gobierno federal tampoco.

Aquí, el nacionalismo debe ser humilde. No tiene -ni de lejos- ninguna figura de referencia como Charles de Gaulle.

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