Adiós al 'meme'

Cambio de humor

Varios vecinos de un edificio de Santa Margarida de Montbui bailan y cantan en sus balcones durante el confinamiento, el pasado 20 de marzo

Varios vecinos de un edificio de Santa Margarida de Montbui bailan y cantan en sus balcones durante el confinamiento, el pasado 20 de marzo / periodico

Carles Sans

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Hace un par de días, en uno de esos chats que organizamos una vez por semana con unos amigos, coincidimos en que este confinamiento ya no tiene ninguna gracia, si es que la tuvo alguna vez. Los primeros días mantuvimos un tono de resignación e incertidumbre, a la par que un cierto ímpetu al afrontar una situación que era nueva para todos. Eran días en los que se mezclaban estados de ánimo contradictorios: por un lado vivíamos con el pánico a contagiarnos, la incertidumbre de desconocer la magnitud del virus, y por otro, la novedad del encierro nos irradiaba un excitante nerviosismo.

En las dos primeras semanas los 'memes' no pararon de circular sacándole la chispa a todo, como queriendo quitar hierro a un asunto que sospechábamos muy grave. Nos llamábamos con los amigos a través de Skype o plataformas similares. Nos hacía gracia saludarnos desde el sofá. Nos reíamos de todo y la circulación de chistes, a la que yo he contribuido, nos mantuvieron enganchados al móvil. A cada aviso de mensaje mirábamos a ver qué jocosidad o qué información nos mandaban sobre la pandemia. Tengo un amigo periodista que me va informando por whatsapp, ora en positivo, ora en negativo, de cada uno de los artículos, a menudo contradictorios, sobre el desarrollo de la pandemia.

El caso es que, con el transcurso de los días, lo que nos parecía indispensable saber a través de los inacabables discursos presidenciales o de la información ofrecida por el Comité Técnico y Científico del Estado, ahora nos parece prescindible. Los 'memes' corren mucho menos. Siguen llegando algunos porque todos tenemos un amigo incansable con el afán de mandarte el último que circula; pero la intensidad ha bajado muchísimo. Ahora, mi humor ha derivado a peor. En estos días tristes he perdido a unos cuantos amigos. El futuro económico apunta a hecatombe mundial. Nadie sabe nada con certeza y eso es lo que más desespera. Y nos ronda la gran pregunta: ¿Volveremos a estar, tener y ser como antes?