Un poquito de por favor

Es posible, muy posible, demasiado posible, hasta cierto, que la culpa la tengamos nosotros porque, en momentos de tanta desesperación, tragedia, desconcierto, desconocimiento y un futuro tan oscuro como el presente, sigamos (algunos más que otros) hablando y escribiendo sobre la posibilidad de que el Real Madrid y/o el Barça se gasten cientos de millones en futbolistas cuando, tal vez, no es así y ni siquiera lo han pensado. Pero, claro, como forma parte del juego y del truco, ellos, los que tendrían que decir “no vamos a gastarnos 200 millones de euros en dos jugadores ¡no podemos! ¡ya no queremos!”, continúan permitiendo el cuento de la lechera.

Si eso se hacía cuando el sol salía para todos, mira, pero seguir haciéndolo cuando no hay alcohol ni mascarillas en las farmacias, se mueren nuestros abuelos, los médicos que salvan las vidas de nuestros hijos son mileuristas y las enfermeras no tienen trajes para defenderse del coronavirus, la verdad, debería hacernos reflexionar un poquito.

Messi sí cura, sí

El otro día me frené. Ya ven, ¡yo! Tenía ganas de replicar a ese maravilloso, ejemplar y brutal enfermero de Médicos sin Fronteras, curtido en bombas biológicas en África, Asia y Latinoamerica que, después de criticar que Leo Messi ganase tanto dinero, añadió: “A la hora de la verdad, Messi no te va a salvar la vida”.

Pues, mire, caballero, yo sí creo que Messi cura. Y mucho. Y cura cosas que la medicina no puede sanar. Y le voy a decir más: Messi no tiene la culpa de que los distintos gobiernos españoles hayan reducido a la risa, a la vergüenza, durante las últimas décadas, los presupuestos de Sanidad (¡y Educación!, las dos cosas más importante, si un país quiere ser un país decente). Sepa que Messi genera miles de millones de euros, él solito. Lógico será que se lleve una parte.

Sepa que Messi acaba de donar un millón de euros para luchar contra el coronavirus. Sepa que Messi está ayudando a construir, en Sant Joan de Déu, el mejor Oncológico infantil que habrá en el mundo. Así que si quiere disparar, apunte mejor, usted que sabe. Y Messi, que lo sepa, va a escondidas a algunos hospitales para que los niños que no quieren medicarse contra el cancer, se mediquen y se tomen las pastillas. Va, va, y yo lo sé, me lo han contado doctores y doctoras agradecidas.

A vueltas con Neymar Jr.

Y esa misma desazón, desencanto e incompresión la acabo de experimentar cuando, oyendo la magnífica entrevista que el coro de estupendos periodistas de la Ser le hicieron a Quique Setién, escuché al entrenador de las vacas de Liencres decir, sugerir, ¿pedir?, no, pedir no, pero casi, que “Neymar Júnior y Lautaro nos vendrían muy bien”. Él, Quique Setién, un ser sensato, coherente, que habló e insistió en que, por encima de la pandemia y el sufrimiento de la gente “no hay nada”, tuvo una oportunidad de oro para pasar palabra o decir aquello que decía aquel que tanto y tanto nos engañó, el ideólogo del “avui, aixó no toca”.

Insisto, puede, sí, que la culpa sea nuestra por hacer ver que aquí no pasa nada y hacer creer a la gente que el Barça podría gastarse mañana (o pasado) 200 millones en Neymar Júnior y Lautaro para complacer a Setién, que, al parecer, no tiene suficiente con lo que tiene para convencer a Messi de que se quede.

No seré yo quien le recuerde a Josep María Bartomeu que no hay alcohol ni mascarillas en las farmacias, porque él, como Messi, no tiene la culpa de eso. Ni tampoco me toca informar al pastor de Liencres que Neymar Júnior y papa Neymar tienen al Barça cogido por las pelotas (y nunca mejor dicho) en los tribunales, en varios tribunales. Y que se fue porque le dio la gana. Es más, se fue riéndose de todos nosotros. Es más, aún se está riéndose.