La merienda de El Cucut

Mañana debería celebrarse la 10ª edición del Berenar Literari que organiza la librería El Cucut, de Torroella de Montgrí. Como es obvio, no se hará. Es una lástima, porque en este "espacio de encuentro, distendido y amable" hay fauna diversa: escritores consagrados, dibujantes, poetas malditos (y no tanto), editores ansiosos, agentes, lectores voraces, clásicos y noveles. He visto autores discretos y tímidos, feroces defensores de su creación, diletantes, chismosos, humildes y altivos. Y, sobre todo, he visto un amor explícito por el oficio de librero.

La gente de El Cucut comenzaron esta cita un año que Sant Jordi caía en Pascua y decidieron que aprovecharían el Jueves Santo para adelantarse a la fiesta. Desde entonces, están ahí, con vino y buñuelos hechos en casa. Maria Teresa Calabús, el alma del encuentro, me confiesa que es triste tener que suspender, pero también me expresa el temor más amplio del sector. Ellos, aunque tienen servicio a domicilio, solo ven pasar paquetes de Amazon. "Si no hacemos un buen trabajo de reflexión a la población, no quedará nada, vamos a caer como las piezas de un dominó". Uno de los primeros objetivos post-virus será evitar este derrumbe.