Monet en la Barcelona ideal
Lamentamos la pérdida del Hermitage y no valoramos iniciativas como el nuevo Ideal
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Barcelona es ciclotímica. Estamos en un punto bajo. La suspensión del Mobile, la oportunidad perdida con el Hermitage y los alborotos de octubre sustentan el pesimismo de algunos. En especial, los bienpensantes. Solo imaginan a Barcelona como capital. Algunos de un hipotético estado catalán. Otros, como cocapital de España. En su mundo, Barcelona languidece bajo las masas de turistas low cost a pesar de tener un Passeig de Gràcia repleto de tiendas de las primeras marcas del lujo como decorado ideal para las compras de los cruceristas. Barcelona languidece por la presión urbanística en determinados barrios. Barcelona languidece en la mente de una alianza de pesimistas formada por los que piensan que los precios han subido demasiado y los que quisieran que subieran más. Barcelona languidece porque el paso de los años agranda la idealización del recuerdo de los Juegos de 1992. Sus secuelas han dejado mucho más dinero a la ciudad pero poca autoestima. Los negocios postolímpicos no han sido tan glamurosos a pesar de ser mucho más cuantiosos. Barcelona languidece porque se dedican más esfuerzos a anunciar desastres que a exhibir resultados positivos. Vean estos días como se calcularán una y otra vez las pérdidas del Mobile mientras los beneficios dieron pocos titulares hace un año.
Hay otra Barcelona. La que representa, por ejemplo, el Tech Spirit, el ecosistema de start up digitales que van a llevar adelante un evento en las que eran las fechas del Mobile sin miedo a casi nada. Y otra Barcelona aún menos visible. Por ejemplo, la del Ideal-Centre d'Arts Digitals que ha recuperado el antiguo cine-plató Ideal del Poblenou y ha montado una sala de exhibición con mucho más futuro que el Hermitage. Con dinero privado. Su primera propuesta es sumergirse en la pintura de Monet. Está a rebosar. Muy recomendable, igual que el Festival Llum BCN de este fin de semana en el mismo barrio. Hay una Barcelona que no languidece, sino que brilla aunque sea lejos de la Diagonal y el Passeig de Gràcia.
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