Una estación más de metro en Zona Franca

Los barrios de la Zona Franca, con 30.000 habitantes y 20.000 trabajadores en el principal polígono productivo de Barcelona, no dispusieron de servicio de metro hasta que el el 2016 la Línea 9 llegó, camino del aeropuerto, a Mercabarna y su entorno. En el 2018 la Línea 10 cubrió por primera vez las zonas residenciales de la falda de Montjuïc y este fin de semana ha abierto su primera estación en la zona industrial y de servicios más próxima al puerto. Paso a paso se va saldando una deuda histórica con los vecinos.

Tras el periodo más crudo de restricciones presupuestarias han podido ir saliendo del congelador de los proyectos aplazados algunas estaciones del ramal sur de la Línea 10 del metro gracias a las aportaciones extraordinarias del Ayuntamiento de Barcelona o a equilibrios presupuestarios de la Generalitat de Catalunya: <strong>la estación de  Zona Franca que ha abierto sus puertas este fin de semana</strong> se ha podido financiar gracias a ahorros realizados en la ejecución de otras tres de la misma línea. En este año y el siguiente el servicio a la gran zona industrial de Barcelona seguirá mejorando hasta llegar a la ZAL portuaria.

Pero más allá de estos compromisos, dos son los grandes retos de la red de transporte público en el área de Barcelona. Por una parte,  emprender los siguientes proyectos de gran envergadura previstos, el tronco central de las líneas 9 y 10 y la conexión entre sí de los dos ramales del tranvía y las tres líneas urbanas de los Ferrocarrils de la Generalitat. Por el otro, la mejoría del servicio de Rodalies. Para ello será necesario sacar adelante el proyecto de <strong>presupuestos presentado por el Govern,</strong> con un notable incremento de la partida destinada al transporte público, y un compromiso firme del Gobierno central, como le exigió ayer el ‘president’ Torra, cuyo partido no parece en cambio especialmente dispuesto a facilitar la aprobación de unos Presupuestos Generales que lo hagan posible.

La implicación de todas las Administraciones no admite regateos en un momento es que deben redoblar sus esfuerzos para ampliar la oferta de transporte público como alternativa a las restricciones al tráfico privado necesarias para hacer frente a la emergencia climática.