Los irreductibles

Torra ha llevado a los independentistas irreductibles a los niveles del año 2010

Los diputados de JxCat  se levantan y aplauden a Torra mientras Pere Aragonès permanece a su lado sin aplaudir

Los diputados de JxCat se levantan y aplauden a Torra mientras Pere Aragonès permanece a su lado sin aplaudir / periodico

Albert Sáez

Albert Sáez

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Desde septiembre del 2015, tras las elecciones autodenominadas plebiscitarias, el independentismo inició un ciclo menguante del que solo le han salvado las torpezas de los que confunden la unidad de España con la uniformidad. La principal razón de esta dinámica es la confusión en el mainstream independentista entre velocidad y determinación. A ello se han sumado las astucias algo infantiles de Mas y de Puigdemont alimentadas por el tono profético de Junqueras. El episodio de la inhabilitación de Torra reúne todos estos ingredientes. Ávido de épica, tuvo prisa en demostrar que no le faltaría determinación y, a toda prisa, aprovechó la primera ocasión que tuvo para desobedecer con premeditación y alevosía por un asunto tan menor como colgar una pancarta en un balcón, un acto reivindicativo al alcance de cualquier activista en su propia casa. Para hacerlo no hace falta ser presidente de la Generalitat. Y la autoinculpación ante el juez no hizo más que evidenciar su problema: si realmente cree que puede autodeterminarse no hay confesión posible de desobediencia porque ello implica reconocer la autoridad a la que se desoye.

La dinámica menguante ha conseguido que este lunes se concentraran ante el Parlament de Catalunya el mismo número de manifestantes que hasta 2010 se unían a la manifestación independentista de la tarde de la Diada, a la que acudían todos los antecesores del partido de Junqueras y ninguno de los antecedentes de la formación de Puigdemont, Torra y Albert Batet. Todo el mundo tiene derecho a cambiar, pero mejor abstenerse de poner nombre a los traidores. La dimensión especulativa con los gestos de Esquerra no es ajena a lo que pasa, pero no es la única, ni quizás, la principal razón de lo que pasa. Torra pertenece a una facción del independentismo que se encuentra incómoda cuando es mayoría, a la que le encanta tener mucha velocidad para no ir a ninguna parte. Esquerra, por partidismo, ha decidido abandonar esa puja. De manera que ya vuelven a ser cuatro gatos. Los irreductibles que no los independentistas.