'Impeachment': La legimidad se pone en discusión

Si los republicanos rescatan al presidente, la travesía hasta la reelección estará llena de reproches

Donald Trump

Donald Trump / periodico

ALBERT GARRIDO

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La acumulación de pruebas más y más convincentes de la participación directa de Donald Trump en las presiones ejercidas sobre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para que investigara las presuntos negocios opacos del hijo de Joe Biden alimenta un debate sobre la legitimidad del presidente en el ejercicio del poder si, como todo parece indicar, la mayoría republicana en el Senado impide su destitución. La discusión en el ámbito académico se plantea en términos éticos más que políticos, pues si las pruebas que se someten a la consideración de los senadores tienen la densidad suficiente para echar a Trump, pero los republicanos acuden a su rescate, la travesía hasta la reelección estará llena de reproches a un presidente rescatado de las brasas solo gracias a la aritmética parlamentaria.

Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana, se ha ocupado de imponer la disciplina de voto en sus filas, pero algunos de los senadores de su bancada que en noviembre se presentarán a la reelección temen las consecuencias de un defensa cerrada de Trump. La última encuesta de la CNN justifica tales temores: según esta, el 69% de los estadounidenses apoya que el Senado autorice la declaración de testigos que no lo hicieron en la Cámara de Representantes. El dato no tendría mayor importancia si el apoyo procediese solo de votantes demócratas, pero resulta que el 48% de los electores que en el 2016 votaron a Trump, creen que hay que permitir que el Senado oiga tales testimonios.

Dicho de otra forma: según sean las condiciones mediante las que Trump se librará de la destitución, será mayor o menor el peso que tengan en la campaña electoral. Incluso dando por descontado que el núcleo duro del electorado de Trump representa no menos del 35% de los votantes, el desarrollo de las sesiones del 'impeachment' puede decantar unos pocos votos en los llamados 'swing states', suficientes para decidir el resultado en uno u otro sentido. Y aunque el proceso en curso acabará bastantes meses antes de la elección del 3 de noviembre, no hay duda de que el candidato demócrata a la presidencia, sea quien sea este, no dejará de recordar la falta de legitimación del presidente si queda de manifiesto en el Senado, como sucede en el cuento de Hans Christian Andersen, que el rey –Trump para el caso– estaba desnudo.

El nobel de Economía Joseph Stiglitz considera que está pendiente un gran debate nacional que analice cómo y por qué alguien "tan perturbado y moralmente deficiente" llegó a la Casa Blanca. Es improbable que el juicio que ahora empieza dé respuesta a ambas preguntas. Pero el simple hecho de que abra la discusión sobre hasta qué punto Trump se saltó todas las líneas rojas en el caso de Ucrania y en qué medida reúne méritos para estar al frente de la primera potencia, otra pregunta plateada por Stiglitz, puede esclarecer mucho más de lo que ha sido posible hasta ahora la naturaleza de una presidencia desconcertante y del todo atípica, escasamente comprometida con los usos democráticos. Al menos, según se han entendido hasta la fecha.