opinión
Isabel-Clara Simó y su técnica para escribir
Eduardo López Alonso
Periodista.
Trabajo en El Periódico de Catalunya desde 1992, la mayor parte de ese tiempo en la sección de Economía. Ahora, en la sección Panorama que agrupa a Economía, Política e Internacional. Antes estuve en el diario ABC (Economía), Televisión Española (Economía), Grupo Recoletos (gratuitos locales) y en el ámbito de las televisiones locales (realizador). Licenciado en periodismo, diplomado en publicidad, máster de Información de Económica por la UAB y el Col·legi de Periodistas de Catalunya, cursé el doctorado de Económicas en la Universitat de Barcelona, pendiente de tesis doctoral ('Gestión de medios de comunicación en tiempos de crisis'). Autor del libro 'Las prejubilaciones del menosprecio'.
Eduardo López Alonso
Isabel-Clara Simó Monllor falleció este lunes. La mayoría de los que la conocimos como profesora más que como escritora nos sentimos privilegiados y dolidos en lo más hondo por su pérdida. En lo personal la he recordado muchas veces a lo largo de mi vida, algo que debería ser habitual en las relaciones entre los buenos profesores y los alumnos. Quizá guardo ese imborrable recuerdo porque supo sobresalir de la media y sorprender a atribulados estudiantes como yo mismo con armas sorprendentemente hábiles. Fue mi profesora de filosofía y embelesaba por sus historias, que sabía relacionar con la materia que en aquellos años, principios de los 80, impartía en un instituto de cuyo nombre no quiero acordarme (y que fue rebautizado años más tarde). He explicado algunas veces a quien conozco y se interesa en la génesis de los procesos creativos cómo la técnica de escritura que utilizaba Isabel-Clara Simó en sus novelas se derivaba de las leyes de la lógica. Describía que cualquier trama se asienta en las proposiciones universales, aquellas necesarias, evidentes y verdaderas. El principio de identidad, el de contradicción, el de tercero excluido y el de razón suficiente formaban el raciocinio de cualquier bien pensante. Las tres primeras leyes fueron descubiertas por Aristóteles y la cuarta por Leibniz, pero Isabel Clara Simó las hacía suyas y las inoculaba en las mentes de los estudiantes con pericia. Silogismos condicionales, silogismos disyuntivos, compuestos... Del lío hacía reto intelectual. Pues explicaba Isabel Clara Simó que para escribir sus novelas dibujaba cuadros lógicos en los que incluía a sus personajes y hacía que sus leyes de principios, acciones y consecuencias definieran el devenir de la narración. Árboles de concatenaciones lógicas inesperadas para desbrozar historias humanas y tramas de novela negra. ¿Algo mejor para atraer la atención de estudiantes dispersos ante la filosofía? Estrategias de enseñanza de una mujer extraordinaria.
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