Opinión | Editorial

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El 'brexit' también afecta a Gibraltar

El Gobierno gibraltareño y el español deben encontrar fórmulas para adaptarse a la nueva realidad

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Una de las consecuencias para España del 'brexit' es la repercusión que tendrá en Gibraltar. En las duras negociaciones para la salida del Reino Unido, España consiguió el derecho de veto a cualquier acuerdo al que en el futuro puedan llegar Londres y la Unión Europea. Además, durante el año 2018 se negociaron cuatro memorandos para preparar una salida que los gibraltareños no desean, ya que el 96% de ellos votaron por el 'remain’, la permanencia del Reino Unido en la UE.

Esos memorandos tratan de nivelar las condiciones de vida entre ambos lados de la verja, es decir, entre la colonia británica y la comarca del Campo de Gibraltar, y se refieren a los temas más sensibles, sobre los que se han creado tres comités que se reunirán durante el periodo de transición del 'brexit' –en principio del 31 de enero al 31 de diciembre del 2020— y que deben garantizar los derechos de los casi 10.000 trabajadores españoles que cada día cruzan la verja –otro  comité tratará de los 5.000 comunitarios no españoles--; abordar la cooperación policial y aduanera, sobre todo la gran diferencia en el precio del tabaco, lo que facilita el contrabando (aunque el diferencial se va reduciendo), y mejorar el medio ambiente, perjudicado por los vertidos desde el peñón en las aguas cuya soberanía se disputan España y el Reino Unido. Las primeras reuniones preparatorias están previstas en Madrid a mediados de enero, dos semanas antes del 'brexit'.

El Gobierno gibraltareño quiere mantener la fluidez en la frontera –una de las posibles consecuencias negativas de la salida del Reino Unido– y España ve una oportunidad para que los gibraltareños se convenzan de que les iría mejor si se alejaran de Londres y se aproximaran a Madrid. Pero es difícil que lo consiga porque el negocio de los gibraltareños consiste precisamente en serlo, como lo demuestra el hecho de que con la actual situación Gibraltar ha pasado en medio siglo de necesitar ayuda al desarrollo a tener la tercera renta per cápita del mundo.