análisis

¿Son compatibles el 'brexit' y el Reino Unido?

La pregunta crítica para Johnson en esta etapa -y para el futuro del país- es si será capaz de navegar esta travesía con la unidad de sus territorios en el bolsillo

boris johnson

boris johnson / periodico

Carlos Carnicero Urabayen

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El 'brexit' ha quedado despejado con la espectacular victoria de Boris Johnson. El calendario parece irrevocable: el 31 de enero se producirá la salida y a finales del 2020 debería haber un acuerdo de libre comercio que regule las nuevas relaciones con la UE. Quizás esta negociación se alargue, pero ya nadie duda de que habrá salida. La pregunta crítica para Johnson en esta etapa -y para el futuro del país- es si será capaz de navegar esta travesía con la unidad de sus territorios en el bolsillo.

Johnson insiste en que su Partido Conservador representa al conjunto del país y que él mismo será un primer ministro que gobierne para todos. Sabe que el 'brexit' ha sido impulsado por el nacionalismo inglés. El resultado del referéndum del 2016 fue ajustado, apenas dos puntos a favor de la separación, pero en Escocia e Irlanda del Norte fueron mayoría los pro-europeos, alcanzando un 62% y 55% de los votos, respectivamente.

Estas divergencias entre lo que quieren unas partes y otras de Reino Unido -en Inglaterra y Gales ganó el 'brexit'- han roto con algunos equilibrios fundamentales que mantenían bajo una ecuación estable la integridad territorial del país.

Partición de la isla

La no frontera entre las dos Irlandas, facilitada por el mercado único de la UE, fue clave en el proceso de paz y ha sido la pieza mas complicada de armar en el acuerdo de divorcio con la UE. En las últimas elecciones generales salieron elegidos por primera vez desde la partición de la isla más diputados favorables a la reunificación con la República de Irlanda que a permanecer en Reino Unido. Con la salida de la UE, el polo de atracción de Dublín gana puntos sobre Londres.

Más complicado será para Johnson, al menos por ahora, garantizar que Escocia siga siendo parte del Reino Unido. La cuestión debería haberse resuelto en el 2014 con el referéndum de independencia. Un 55% de escoceses apoyaron seguir unidos al resto. La aceptación de la consulta por parte de Londres estaba vinculada a que el resultado dejaría despejada la cuestión al menos por una generación.

Tensión territorial

El impopular 'brexit' en Escocia ha situado de nuevo en la agenda la realización de un referéndum.  El gran resultado de los nacionalistas del SNP, con 48 de los 59 escaños en liza en Escocia, avalan la demanda de Sturgeon y ponen a Johnson frente a un grave problema: aceptar una nueva consulta, algo improbable, podría suponer la perdida de Escocia y negarla no terminará con la tensión territorial que corre el riesgo de incrementar y copar su agenda, a pesar de que los nacionalistas escoceses, visto el fiasco del procés, no emularán una aventura similar.  

El camino posible para un 'brexit' que no dinamite Reino Unido pasa por un acuerdo comercial muy ambicioso con la UE que minimice el impacto económico. Johnson necesita calma negociadora, evitar los tics populistas que tan buen resultado electoral le han dado y probablemente pedir más tiempo para negociar más allá del 2020, algo que de momento ya ha negado.