Dos miradas

Momento eterno

Quienes critican el pesebre de Barcelona se equivocan. Hacía años que no veía una lectura tan canónica

El belén de la plaza de Sant Jaume

El belén de la plaza de Sant Jaume / periodico

Josep Maria Fonalleras

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He leído auténticas diatribas contra el montaje de Paula Bosch en la plaza de Sant Jaume y, en consecuencia, contra la idea de Ada Colau de montar un pesebre que no lo es o, aún peor, que daña a la civilización judeocristiana a partir de la confusión y la perversión del mensaje bíblico. De hecho, ya es tan tradicional el pesebre como la polémica sobre el pesebre. Forma parte de la cultura popular del adviento barcelonés.

Quienes lo critican se equivocan. Hacía años que no veía una lectura tan canónica. Es cierto: deconstruida, arriesgada, teatral, pero que refleja justamente, escenográficamente, la esencia de esa cosa que hacemos cada año, que es celebrar el advenimiento de la Palabra. Y los días que lo preceden, aquellas figuras recubiertas de burbujas o de papel de periódico que llegan de nuevo para recordarnos que los años huyen y que todavía estamos aquí.

"Se paraliza todo en un momento eterno", dice Comadira en 'Nadal segons Giotto', un poema que te aturde. Cuando lo releo, vuelve la conmoción, el bandazo. Tengo en la nevera un recuerdo pálido de la lágrima que se fraguó al leerlo en la capilla de los Scrovegni de Padua. Este imán también podría estar ahí, en el pesebre del ayuntamiento.