ANÁLISIS AZULGRANA

No me llamen 'D10S', digan Leo Messi

Leo Messi da las gracias al cielo cuando son muchos los que lo consideran 'D10S'

Leo Messi da las gracias al cielo cuando son muchos los que lo consideran 'D10S' / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Hace unos días, en una de esas apariciones esporádicas, en una de esas entrevistas, Leo Messi pidió, por favor, que no suplicó, que dejasen de apodarle ‘D10S’.‘D10S’

Lo dijo con la boca grande y, con la boca pequeña, como suele ser normal en alguien que se acerca enormemente a la discreción aunque, luego, tenga segundos y terceros portavoces que lo interpretan (o aprietas a escondidas a sus compañeros de vestuario), señaló que consideraba que no está bien que sus hijos, no tanto Thiago, que es un santo, como Mateo que, según su padre, es un ‘hdp’, se crea que viven con la divinidad en casa.

El caso es que hay quien ha oído, precisamente a Mateo (Thiago, en efecto, sería incapaz de contar algo así), en el patio del colegio de Castelldefels, que, a menudo, su padre, es decir, Leo Messi, entra a darles las buenas noches y a taparles y, justo en el momento de apagar la luz de la mesita de noche, le ha oído decir “hasta mañana…si yo quiero”.

Todos dependen de Messi

Puede que no sea Dios, no, pero se le parece. Puede que no sea divino, pero tiene, fijo, el móvil de Dios. Puede que muchos, sobre todo los rivales, le vean como el mismo diablo. Y lo es, sí, esa es otra cualidad de Messi: ‘D10S’ para unos, el mismo Satanás para el resto. Una cosa parece clara, quien lo tiene de su lado, tiene las de ganar. Ese pensamiento, se lo escuché, por vez primera, a Pep Guardiola cuando, en el vestuario del Camp Nou, le dijo a su amigo Roberto Baggio que él ganaba porque tenía la mejor zurda del mundo en su equipo.

Es evidente que si uno fuese Ernesto Valverde, le encantaría estar en manos de Leo Messi. Es menos evidente que, horas antes de que empezase el partido, uno de esos gurús informativos, que cree tener el móvil de Dios y no lo tiene, que intuye adivinar lo que piensa el presidente del Barça, que poco le importa que, horas antes, Josep María Bartomeu declarase que “Ernesto es el entrenador ideal para esta etapa”, anunciaba que, de perder ante el Celta, el ‘Txingurri’ dejaría de ser entrenador del Barça inmediatamente.

Cola en el Princesa Sofía

Y en esas estamos, esperando la conferencia de prensa en la que mi amigo se despida, sin una sola lágrima y asumiendo que “esto es fútbol”, mientras en el hotel Princesa Sofía, Ronald KoemanMarcelo Gallardo o Quique Setien se visten de gala para, al día siguiente, ser presentado como entrenador del conjunto culé. Pero…pero está Messi, que no se sabe si protege al ‘mister’ o sigue siendo el técnico quien acuna al mejor jugador del mundo para que gane el Barça.

El Barça llega a este nuevo parón futbolero liderando la Liga y la Champions, pero continúa sin hacer un partido redondo. Se dirá que, teniendo a Messi, no hace falta, pero lo malo es que, teniendo los futbolistas que tienen, todos ellos extraordinarios (si quieren), Leo solo debería ejercer de ‘D10S’ de vez en cuando.

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