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Más pequeños, más relevantes

Antonio García Ferreras

Antonio García Ferreras / periodico

Mikel Lejarza

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Según datos ofrecidos hace unas semanas por la Comisión nacional de los Mercados y la Competencia, los ingresos de las televisiones de pago durante el primer trimestre de este año crecen (+ 2,6 %), al tiempo que los de las cadenas en abierto bajan levemente (-1%). Mientras que las plataformas de pago habrían ingresado en dicho periodo 563,6 millones, las cadenas en abierto habrían facturado 422,7 millones. Casi simultáneamente, la SGAE anunció que el número de hogares que durante el 2018 se abonaron a alguna fórmula de televisión de pago se incrementó un 20,1% respecto al año anterior. Los datos son por tanto inequívocos en cuanto a la tendencia, y muestran que el pago ha multiplicado por siete sus cifras en los últimos cinco años.

No es solo una coyuntura local. Netflix publicó a mediados de octubre sus resultados del tercer trimestre del año. Unos ingresos de 5.245 millones de dólares, lo que supone un 31% más que el mismo periodo del año anterior. El beneficio neto aumentó un 65%, hasta llegar a los 665 millones durante el citado trimestre. Unas cifras excelentes para una empresa que vive rodeada de constantes rumores sobre su salud financiera y que todo el mundo vaticina no podrá seguir indefinidamente con su crecimiento actual en cuanto a oferta, pero que alcanza ya los 160 millones de usuarios en todo el mundo, algo que nadie puede ofrecer en la actualidad. Así que el llamado a morir continúa batiendo récords.

No están muertas

Es por lo tanto evidente que las fórmulas de televisión de pago crecen y que la gratuita está estancada, pero se equivocan quienes, basándose en ello, dan a las cadenas generalistas por muertas, porque pese al incremento enorme de la competencia, siguen gozando de elementos exclusivos que las hacen imprescindibles. Por ejemplo, la actualidad. Cuando ocurre algo relevante, y el ejemplo más claro es todo lo que tiene que ver desgraciadamente con nuestra Catalunya, la audiencia no acude a Netflix o a Amazon a informarse, sino a las cadenas en abierto que ofrecen conexión directa con los acontecimientos. Porque las cadenas generalistas tienen en el directo y en la información su gran arma  frente a la televisión enlatada de las plataformas. Así lo demuestran los programas matinales de Tele 5, Antena 3 y La Sexta, los informativos de las autonómicas o incluso 'Sálvame', pese a su contenido más frívolo. Todos ellos acumulan excelentes audiencias en plena era del 'streaming' y del consumo bajo demanda.  Porque mientras para enterarse de lo que nos pasa tengamos que conectar con una cadena en abierto, esta tendrá asegurado su futuro.

El deporte de élite hace ya tiempo que migró del abierto al pago; y ahora algo similar comienza a verse en relación a la ficción. Acostumbrados a ver series y películas sin interrupciones, cada vez más la ficción resulta un contenido propio del pago y su presencia se irá reduciendo más y más en las programaciones de los canales en abierto. Quedará el entretenimiento y, sobre todo, la información al instante. Con ello se puede sobrevivir y ser rentables, aunque será con otros modelos de empresa diferentes a los que se crearon para ofrecer contenidos de todo tipo a su audiencia. Más ligeros, menos grandes, pero igual de importantes y necesarios. Y además, gratis.