MIRADOR

Viraje al centro

Poco cambiará el 10-N, salvo las actitudes de los líderes

Pedro Sanchez durante el acto de presentaci n del programa electoral del Psoe para las elecciones del 10N

Pedro Sanchez durante el acto de presentaci n del programa electoral del Psoe para las elecciones del 10N / periodico

Rosa Paz

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Han pasado solo cinco meses y 10 días desde las elecciones generales del 28 de abril pero a la vista de los mensajes que transmiten ahora los líderes políticos parece que haya pasado una era geológica. En aquel momento, fue la ultraderecha la que centró la campaña, la que movilizó, como pocas veces antes, a los votantes progresistas, que acudieron masivamente a las urnas para frenarla, y la que arrastró a posiciones radicales a PP y Ciudadanos, en esa errónea tendencia que tienen los dirigentes políticos (de cualquier ideología) de desplazarse a las posiciones de quienes les pueden robar votos. Así, PSOE y Unidas Podemos agitaron el fantasma de Vox como anzuelo electoral y Pablo Casado y Albert Rivera giraron peligrosamente hacia la derecha populista.

Ahora, vistas las consecuencias de las estrategias de entonces los mensajes son otros. Ahora los grandes partidos miran al centro. Vox ha entrado en las instituciones y ya no se ve como un peligro y los sondeos señalan que Cs se puede quedar con la mitad de sus 57 escaños. Este último dato es esencial para entender porque PP y PSOE, que creen que ha quedado desierto el espacio situado entre los dos partidos y en el que se autoubica un 30% del electorado, se han lanzado a por esos votantes. Esa caída en las encuestas es también la razón de la voltereta de Rivera, que después de una expedición hacia nada trata ahora de centrarse levantando el cordón sanitario a Pedro Sánchez.

En esa búsqueda de la “mayoría cautelosa”, que según Iván Redondo, el gurú de Sánchez, da la victoria (la daba, sí, en la era del bipartidismo), Casado ha limpiado sus listas de toreros, ultraliberales y populistas y ha templado su tono, mientras que Sánchez encuentra su perfil más firme frente a los independentistas catalanes y su posible reacción a la sentencia del 1-O (que sigue siendo un foco de preocupación y no será fácil de administrar) y, convencido de que seguirá siendo presidente, hace promesas a pensionistas y agricultores que soliviantan al resto de los partidos. Rivera, por su parte, ofrece pactos con condiciones al PSOE —mientras Girauta, que no se ha debido de enterar, insulta al PSC—. 

¿Qué hacen Pablo Iglesias y Podemos? Mirar de reojo al Más País de Íñigo Errejón y contar cuántos escaños les puede quitar, además de digerir que a lo mejor perdieron en julio su única ocasión de estar en el gobierno y ratificarse en su discurso de que sin ellos Sánchez girará a la derecha.

Nadie sabe qué resultado tendrán estas estrategias. De momento, los sondeos, entre ellos el de GESOP para EL PERIÓDICO, indican que a quien le va a ir bien, porque mejora aunque sin posibilidad de gobernar, es al PP, que el PSOE se queda más o menos igual, cinco escaños arriba o abajo, que Podemos resiste, al igual que Vox, y que Más País podría obtener una docena de asientos en el Congreso de los Diputados. De cara a la formación de gobierno nada muy distinto del 28-A. Salvo las actitudes de los líderes, ahora dispuestos a desbloquear la investidura —se supone que de Sánchez— que antes bloquearon. Al menos es lo que dicen en la campaña. Luego ya se verá.