La gestión pública

Nos quejamos poco

Las reclamaciones ciudadanas dan una idea de la importancia que el conjunto de la sociedad otorga al tema en cuestión

El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, en la rueda de prensa sobre los lazos amarillos.

El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, en la rueda de prensa sobre los lazos amarillos. / periodico

Núria Iceta

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Hará unos 20 años que la frase "nos quejamos poco" me chocó en medio de un curso sobre gestión patrimonial. Hablábamos del sistema de museos británico, pero la idea que más recuerdo es la de cómo enfocar la gestión de la cosa pública desde el punto de vista del ciudadano. No solo había que salvaguardar el patrimonio, fomentar la investigación o hacer unas exposiciones innovadoras y atractivas, sino garantizar el acceso y la gestión del servicio público poniendo el foco, ante todo, en el administrado. Si este encontraba que algo no funcionaba bien tenía que tener a mano las herramientas adecuadas para quejarse y recibir una respuesta satisfactoria (no necesariamente positiva).

Y todavía creo que nos quejamos poco, sí. Quizá porque nuestra administración actual aún es joven, o porque somos más de desahogarnos que de argumentar. Hemos mejorado en transparencia, pero todavía veo demasiadas políticas, demasiados trámites, demasiadas obras, que no ponen el foco suficientemente en el administrado. Precisamente hace unos meses el Síndic de Greuges me decía que se presentan pocas quejas a la Sindicatura en materia de cultura. Lo he buscado en su informe anual. Del total de 10.762 quejas y actuaciones de oficio iniciadas por el Síndic en el 2018 solo 42 están bajo el epígrafe de "cultura y lengua", a la cola en la clasificación de materias objeto de queja.

Cualquier reclamación tiene un doble objetivo, en mi opinión. Por un lado, es evidente que debe ser el primer paso para la solución del problema, por defecto, ausencia, menosprecio o falta de cuidado, en cuanto que ha de poner en marcha mecanismos de reparación, pero también, y esto es más importante a largo plazo, porque da una idea de la importancia que el conjunto de la sociedad otorga al tema en cuestión. En este sentido, es lógico que el conjunto de quejas sobre políticas sociales encabece la lista con 3.367.

Escribiendo esto tampoco dejo de preguntarme si se pone suficientemente el foco en el administrado cuando la posibilidad de no entenderse pasa por delante de la certeza de que no cerrar un acuerdo de gobierno nos pueda abocar a unas nuevas elecciones generales.