El drama migratorio

La gran mentira

No conocemos de Salvini ni una sola idea política que se separe de ese discurso apocalíptico que le asegura un buen puñado de votos, a costa de la vida de unos miles de inmigrantes

Refugiados a bordo del 'Open Arms', a la espera de puerto seguro.

Refugiados a bordo del 'Open Arms', a la espera de puerto seguro. / periodico

Rafael Vilasanjuan

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Ya sé que muchos pensarán que no podemos dejar las puertas abiertas ante la invasión de inmigrantes, que abrirlas no tiene retorno. Plaga, invasión, efecto llamada, ¡qué más da! Nos dicen que lo que llega por el Mediterráneo es una ola de extranjeros que vienen a aprovecharse de los servicios sociales de la Europa del bienestar o a quitar los puestos de trabajo de quienes más desprotegidos se sienten ¡Qué gran mentira!

Si sumamos uno detrás de otro, los inmigrantes rescatados a la bravura de las olas del mar que apuran sus horas tras dos semanas en la cubierta del barco de 'Open Arms'Open Arms' no suman más de 147. Una vergüenza dejarlos morir en el mar. Peor aún, hacerlo sería criminal, un acto cómplice con las mafias del tráfico humano, que controlan desde el norte de África las esperanzas de quienes su único destino es cruzar el mar que nos separa. Para 147 inmigrantes se han tenido que poner de acuerdo ni más ni menos que seis países europeos antes de dar el visto bueno y buscar un lugar donde dejar atracar la embarcación que les ha rescatado de una muerte segura. Imaginando que un rescate así se produjera cada día, en un año, la cifra de inmigrantes rescatados en el Mediterráneo apenas llegaría a 55.000. Menos de los que circulan en una mañana por el aeropuerto de El Prat. ¿Es a esto a lo que llamamos invasión?

Discurso apocalíptico

Es cierto que el número de inmigrantes que trataban de llegar a Europa aumentó en el 2015 con la llegada de refugiados de Siria, pero desde entonces el total de extranjeros que intentan una vida nueva en Europa ha bajado a niveles muy inferiores a los de la década anterior. ¿Dónde esta el problema? Hay gobiernos como el italiano decididos a negar las operaciones de rescategobiernosnegar las operaciones de rescate, porque viven precisamente de criminalizar al que llega. Salvini en Italia ha llegado al poder gracias a extender el temor a la inmigración. No conocemos de él ni una sola idea política que se separe de ese discurso apocalíptico que le asegura un buen puñado de votos, a costa de la vida de unos miles de inmigrantes. El problema es que el discurso cala y que el resto de partidos políticos y gobiernos de la Unión Europea se contagian y apenas intuyen una salida a este debate criminal que habla de avalancha, o de millones de inmigrantes, cuando lo que ocurre es que unas cuantas organizaciones como Open Arms o Médicos sin Fronteras se han lanzado a rescatar lo poco que queda de vergüenza en un continente atacado por la mentira y el miedo.

Se acusa a estas organizaciones de promover el efecto llamada, como si los inmigrantes que han arriesgado su vida y todo su patrimonio para cruzar, lo único que quisieran es llegar y vivir de la caridad del continente rico. No, una cosa es atenderlos humanamente cuando, exhaustos, pueden morir ahogados, otra muy diferente es que nuestros gobiernos abandonen a estos miles de inmigrantes a la suerte del mar o de unas mafias criminales que aumentan sus beneficios en la misma proporción en la que aquí disminuye la voluntad de acogida ¡Una vergüenza!