Lucha por el reconocimiento

La cultura de base cierra filas

Más de 40 entidades dedicadas a la cultura de base quiere ponerse en valor ante las instituciones políticas de Barcelona

Mágico 8El jardín del Antic Teatre, un remanso de paz para tomar algo y charlar.

Mágico 8El jardín del Antic Teatre, un remanso de paz para tomar algo y charlar.

Isabel Sucunza

Isabel Sucunza

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hay un cuento de Lucia Berlin, “Manual para mujeres de la limpieza”, que da título al libro que las editoriales L’Altra, en catalán, y Alfaguara, en castellano, publicaron hace tres años. La protagonista aprovecha los trayectos de casa en casa que hace en autobús para limpiar para diferentes familias, para compartir con otras mujeres de la limpieza con quienes coincide en la ruta, consejos, cotilleos y preocupaciones a partir de los que hace una especie de premisas a tener en cuenta si no quieres dejar de vivir la vida digna que te corresponde por tantas horas de vida que se te van en el trabajo.

Pensaba en este cuento el martes pasado, cuando volvía para casa después de la rueda de prensa que aquella mañana la gente de La Poderosa (danza), de Telenoika (audiovisual) y del Antic Teatre había organizado para presentar el documento con el que más de 40 entidades dedicadas a la cultura de base quiere ponerse en valor ante las instituciones políticas de la ciudad.

La sala de teatro del Antic, aquella mañana, bien podría haber sido el 42-Piedmont, el bus que en el cuento de Berlin va para la Jack London Square; o el 40-Telegraph Berkeley, que pasa por delante de la lavandería de Mill. Las voces que se alzaron el martes dentro de aquella sala hablaban de años de trabajo, de servicio motivado por una cosa mucho más grande que cualquier cifra, sea en euros o en recuento de usuarios de un equipamiento. “Me interesa más saber, no cuántos espectadores han venido a mi espectáculo, sino qué les ha pasado a los que han venido”, le respondió el coreógrafo Pere Faura al técnico de la Generalitat que un momento antes pedía números.

La sala del Antic, aquella mañana, estaba llenísima de gente que reclamaba un reconocimiento del cual, en muchos casos, depende su subsistencia, a unas instituciones que muchas veces, no solo acaban fagocitando su trabajo, sino que los maltrata sistemáticamente exigiéndoles licencias y rendimientos económicos que no les corresponden y da prioridad a intereses de carácter privado destinados exclusivamente al enriquecimiento de unos pocos, que suelen ser los de siempre.