Un programa apabullante

Al Grec, subiendo y subiendo

Inauguración del Festival Grec.

Inauguración del Festival Grec. / RICARD CUGAT

Josep Maria Pou

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Subir al Teatre Grec de Montjuïc en noche de verano es paseo tradicional de muchos barceloneses. Bien es cierto que la cuesta es mucha, pero también que la esperanza es larga. Quiero decir que si uno se emplea, pasito a paso, en llegar hasta las puertas del recinto y, una vez allí, retoma el aliento para subir, -¡todavía!-, los tres o más tramos de escalera que le quedan por delante, es porque sabe que el placer obtenido al llegar a la cumbre -léase fila tal, butaca cual, del espectáculo equis-, es comparable al de coronar el Alpe d’Huez y el Tourmalet, los dos en una misma etapa. Exagero, claro. Y mucho. Quede resumido con el refrán 'el que algo quiere, algo le cuesta', con el que me martilleaban de pequeño.  

Los barceloneses llevan décadas subiendo al Grec en busca del mejor teatro, danza, música y circo. Yo, uno de ellos. Y si hoy, sumando años, me empleo a fondo en la subida, es porque tiran de mi muchos y buenos recuerdos. Me veo adolescente y desgalichado aplaudiendo a rabiar 'Rómulo el Grande' y 'Enrique IV', ambas por la compañía Lope de Vega que dirigía José Tamayo. Y recuerdo, aunque no las vi, todo lo que me han contado de Núria Espert siendo Hamlet y de Anna Maria Barbany siendo Viola. Mi memoria salta al 76 con la Assamblea d’Actors i Directors y aplaude de nuevo a rabiar las 'Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga'. Y de allí al 89 con 'La Celestina' de Jeanne Moreau, en la que el mismo Antoine Vitez, su director, leyó el papel de Pleberio como hecho excepcional. Y tanto y tanto más, que se amontona sin medida.

Esos recuerdos justifican la ascensión, verano a verano. El Grec, como festival de Barcelona, ha crecido exponencialmente con los años. Y desde Montjuïc, como saliendo de las piedras del anfiteatro, se desparrama hoy sobre la ciudad llenando diferentes espacios con producciones que alimentan, incluso, la temporada de invierno. El programa de este año es apabullante en cantidad y calidad. Promete dicha desbordante. Lo presiento, lo intuyo, lo sé.  Y no creo equivocarme. Disfruten.